Alexander Camacho es uno de los miles de casos que en el país hay de personas que por casualidad aprendió y desarrollo habilidades en confección. Él después de diez años de experiencia se benefició del programa del SENA que reconoce y avala los conocimientos empíricos; gracias a esto es hoy un empresario y docente.

Alexander recuerda que en 2006, siendo tecnólogo industrial, ante la presión del desempleo y como única opción de obtener ingresos, empezó a trabajar en una empresa líder en confección de ropa para niños, como coordinador de producción; allí conoció el oficio y las diferentes tareas de corte, bordado y demás.

Cinco años más tarde y ante la crisis del sector textil en el país, Alexander se enfrentó de nuevo al desempleo, ya como padre de dos hijos y responsable de su familia, pero con la experiencia adquirida, los contactos y el conocimiento sobre el tema, decidió emprender su propio negocio.​

Sin títulos profesionales ni diplomas, poco a poco se puso manos a la obra con sus ganas de salir adelante y su experiencia; así se consolidó como líder del sector.

“Empecé a hacer negocios pequeños y con la calidad de nuestras prendas se abrían espacios. Fui creciendo y me presente a una licitación de una empresa nacional; era una dotación para todo el país y el negocio que había esperado por varios años; presenté todos mis papeles, toda mi experiencia y lamentablemente no pase porque, aunque tenía la capacidad de producción y los costos ofrecidos eran buenos, no tenía un título o alguien que certificará mis conocimientos”, explicó el ibaguereño.

Ante la frustración, encontró en el SENA el respaldo y la oportunidad de avalar y reconocer su experiencia; a sus 45 años empezó a certificar sus conocimientos. Hoy cuenta con siete habilidades certificadas por la Institución y piensa seguir beneficiándose con este programa.

 

DE EMPÍRICO ENAMORADO DEL SECTOR TEXTIL A FORMADOR DE ESTUDIANTES

Su experiencia y conocimiento adquirido en los salones de producción, sumado a la certificación de su oficio avalado por el SENA, hacen que además de liderar su empresa textil también se desempeñe como instructor en un instituto de formación técnica en la capital tolimense, donde enseña a 40 estudiantes.

Al igual que Alexander en Ibagué (Tolima), en Florencia (Caquetá), Uber Sandoval Calderón, con 28 años de trabajo en el sector eléctrico, también logró certificarse en la norma ‘Tender redes de distribución’.

Para este ciudadano, “es importante demostrar que tengo habilidad y experiencia en la labor diaria que desempeño en la empresa donde trabajo; así crezco como empleado y mejoro la calidad de vida de mi familia”.

Uber hace parte de los 167 caqueteños que, una vez concluido un proceso de evaluación y auditoría, certificó recientemente sus habilidades y conocimientos.

En Caquetá son 223 habitantes los certificados este año en los sectores salud y eléctrico, mientras que en Tolima lo han hecho 158 personas. El total en el país es de más de 16 mil beneficiados.

Así como Uber en ‘La capital musical de Colombia’, Alexander en ‘La puerta de oro de la Amazonía’  invita a los colombianos que como él, por accidente, por herencia, o por las vueltas de la vida, se especializaron en algún oficio a que se decidan para certificarse con el SENA: “Hoy en día todas las grandes empresas se certifican en calidad; al tener ese sello, obligatoriamente solo pueden contratar, hacer convenios, o negocios con personas avaladas y certificadas en su conocimiento”.

La oportunidad de reconocer y avalar el conocimiento adquirido está disponible en todo el país; si está interesado en acceder a este servicio, acérquese al centro de formación del SENA más cercano.

Precisamente hoy cerró una gran maratón de inscripciones para iniciar el proceso de certificación de competencias laborales que inició el pasado 23 de mayo en todas las sedes de la Entidad. Cerca de 23 mil ciudadanos se registraron.​