En menos de un mes de haber sido deportado, Jahison Díaz Campo fue contratado por la empresa CasaLimpia para desempeñar funciones relacionadas con aseo y mantenimiento. El SENA a través de su Agencia Pública de Empleo ha ejercido el papel de intermediador entre los connacionales que han retornado al país, en medio de la crisis fronteriza con Venezuela, y las empresas que están dispuestas a abrir sus puertas a personas emprendedoras.
“Tengo tres bebés, así que esto era lo que necesitaba. Es un alivio saber que tengo trabajo. Es difícil reiniciar la vida, sin embargo, el acompañamiento del SENA nos ha dado esperanza de que sí se puede salir adelante”, aseguró Díaz Campo, oriundo de La Guajira, quien cuenta con un contrato laboral por un año.
Catorce años atrás, Díaz Campo, viajó a Venezuela a buscar una oportunidad laboral y se quedó trabajando en una tintorería y lavandería. Luego, laboró en una empresa que producía tuberías de aguas residuales y, antes de que iniciara la crisis, se desempeñó como operario de máquinas para la extrusión de bolsas de plástico.
Al volver, Jahison Díaz se encontró con un país que lo recibía con opciones concretas y tangibles. 343 personas también han recibido opciones de reubicación laboral.
Sin embargo, al volver a Colombia, luego de una dramática travesía a través de la frontera, se encontró con un país que lo recibía con opciones concretas y tangibles, “Nos dieron posada y alimentación temporal, nos ayudaron a conseguir empleo y nos apoyarán con un subsidio para arriendo de vivienda durante tres meses”, dijo Díaz.
Los albergues dispuestos por el Gobierno Nacional en Cúcuta (Norte de Santander) fueron caracterizados para la empleabilidad, orientados ocupacionalmente por el SENA mediante la identificación de intereses y habilidades. Se les brindó apoyo en la elaboración e inscripción de la hoja de vida en la Agencia Pública de Empleo, asesoría y acompañamiento durante procesos de selección con empresas y durante las entrevistas y pruebas psicotécnicas.
Es así como 343 de personas han recibido una opción laboral para empezar de nuevo. Han ingresado a trabajar a empresas como Cerámica Italia, Mussi, Corporación Nacional de Empresas de Seguridad Privada (Conasegur), Constructora Monape S.A.S. y RM Obras Civiles S.A.S, CasaLimpia, entre otras.
Además, 62 ideas de negocio iniciaron su fase de formulación formal para acceder a fuentes de financiación como Fondo Emprender del SENA y 57 personas se han certificado por competencias laborales.
De otra parte, el SENA en el Atlántico lidera la mesa de trabajo en apoyo a los deportados, retornados y expulsados de Venezuela que han arribado al departamento. Se han realizado jornadas de oportunidades para esta población, en la última se atendieron más de 600 personas.
“La formación, la certificación de competencias y la intermediación laboral han sido los pilares de nuestras acciones. La idea no es solo ayudarlos a superar la crisis actual, también brindarles herramientas para la empleabilidad y el progreso”, afirmó Jacqueline Rojas Solano, directora del SENA Regional Atlántico.
“Pensábamos que el SENA solo se preocupaba por la formación de los colombianos pero nos llevamos una grata sorpresa, es una entidad que, además, ayuda a que las personas encuentren empleo y puedan crecer”, aseguró Julio Ramírez, cuñado de Díaz Campo y quien también fue ubicado laboralmente por el SENA.
Otras 553 personas fueron inscritas en programas de formación SENA como Reparación de Motores Diesel. También, se ofertaron 374 vacantes a través de la Agencia Pública de Empleo.