Cuatro familias de El Juncal –corregimiento de este municipio localizado a 15 kilómetros de Neiva– encontraron una alternativa interesante en la elaboración y la comercialización de dos productos a partir del pescado: gelatina y chorizo.
María Noelba Laguna es una de estas emprendedoras; ella se ha dedicado durante seis años a la producción de bocachico, cachama y tilapia, y, en los últimos cuatro, a la elaboración y la comercialización de los derivados.
Su familia, junto a tres más beneficiarias del programa Jóvenes Rurales Emprendedores, fabrica y vende estos dos subproductos.
"Cuando comenzamos, los señores cultivaban el pescado y las señoras estábamos sin trabajo; entonces, pensando en qué podíamos hacer, se nos ocurrió procesar la carne del pescado", recuerda. María Noelba.
"A través de Fondo Emprender, conseguimos cerca de 50 millones de pesos; con esa plata compramos la maquinaria, los molinos y la empacadora al vacío. Es con eso con lo que trabajamos", explicó la emprendedora.
"Nosotros le damos trabajo a la gente; en ese cuento es en el que estamos", afirma, mientras revisa las neveras en las que conserva los productos y espera la llegada de los clientes, quienes muchas veces preguntan antes de comprar: "¿Esa gelatina sabe a pescado?".
El emprendimiento es resultado del programa Jóvenes Rurales Emprendedores, a través de acciones de formación en Procesamiento de Alimentos y Agroindustria, en las que además del componente técnico, se trabaja en la gestión empresarial.
"Así establecemos unidades productivas que permiten elevar la calidad de vida, autogenerar empleo y mejorar los ingresos de los emprendedores y su familia", considera el Director Regional del SENA en Huila, Luis Alberto Tamayo.
En efecto, los cuatro grupos familiares involucrados en el negocio tienen dos puntos de venta, en los barrios Cándido Leguízamo y Las Granjas, de la capital huilense, donde son comercializados los productos y los subproductos piscícolas.
"La gelatina se hace normalmente con pata de res o de pollo, pero nosotros dijimos: 'Acá uno hace una sopa de pescado, la mete a la nevera y amanece como coaguladita; entonces, hagamos el experimento'. Cogimos las escamas, las lavamos, las desinfectamos muy bien y nos dimos a la tarea de sacar la gelatina de pescado", relató María Noelba.
Hoy, la carta incluye gelatina con sabor a cholupa, limón, maracuyá, mora, naranja y piña, además de la dietética. Cada vaso cuesta mil pesos y la producción se hace una vez en la semana.
Aún cuando esta emprendedora es consciente de que debe mejorar en temas como la conservación del producto, sabe que va por buen camino.