Entre polvorientas calles y humildes casas de madera transcurre la vida de los cerca 25 mil habitantes del corregimiento Currulao. Allí, a pesar de la falta de recursos, la comunidad se esfuerza por compartir lo que tiene con los más necesitados, especialmente con los niños.
Un ejemplo de ello, son 17 personas del barrio 20 de julio, pertenecientes al programa Jóvenes Rurales Emprendedores en Transformación de Lácteos, quienes decidieron unirse para formar la Asociación Corazón Contento.
A través de la asociación regalan –durante cuatro días a la semana– almuerzos a 129 personas, entre los que se encuentran 120 niños con edades entre 1 y 12 años; igualmente a ocho personas de la tercera edad y un discapacitado. Ellos acuden de manera juiciosa e ininterrumpida al comedor en busca de alimentación gratuita.
"Los fríjoles y la carne guisada es lo que más me gusta, por eso siempre vengo al comedor porque nos tratan bien y nos dan comida gratis, luego me voy llena y contenta a estudiar", comentó Maira Alejandra Martínez, una niña de 11 años beneficiaria de la Asociación.
Nelba Yaneth Álvarez, socia fundadora de esta iniciativa, siente un gran orgullo por la labor que junto con sus compañeros realiza en busca de mejores condiciones para su gente, por lo que expresó que, "la Asociación nació en 2008, cuando empezamos a ver niños de la zona aguantando hambre, a veces ni desayunaban; entonces decidimos unirnos para ofrecer un almuerzo saludable, al principio eran 60 niños y actualmente alimentamos a 120".
No es fácil conseguir los productos necesarios para preparar los alimentos, aunque cuentan con el apoyo de un supermercado, una tienda y una legumbrería.
Conseguir los productos necesarios para preparar los alimentos de cada día no es una tarea fácil. Y aunque cuentan con el apoyo de un supermercado, una tienda y una legumbrería que les facilitan algunos insumos para preparar los almuerzos, cada día se necesita un poco más.
"Como no contamos con muchos recursos, sólo podemos alimentar a los niños cuatro días a la semana. Los niños que vienen siempre tienen el corazón contento; por eso, siento una gran tristeza cuando no se les puede dar comida, porque sé que el hambre duele", expresó Nelba.
En su afán de contar con ingresos económicos que les permitiera cumplir con la finalidad de la Asociación, presentaron un proyecto a la Secretaría de Agricultura de Antioquia para conseguir los equipos requeridos en el proceso de transformación de lácteos, "vieron que era una buena causa lo que estábamos haciendo, entonces nos donaron los equipos para el procesamiento de la leche", manifestó Gustavo Manuel Vidal, representante legal de la Asociación.
"Aprendimos con el SENA a preparar queso, yogurt y arequipe. Además, con el curso de manipulación de alimentos, ahora garantizamos la calidad en la preparación de los almuerzos de los niños", agregó Vidal.
Cada uno de los 17 asociados, entre ellos amas de casa, mototaxistas y trabajadores informales, cumplen con una labor específica dentro la Asociación, que van desde la preparación de los almuerzos y la elaboración de los productos lácteos hasta la venta de los mismos en colegios, tiendas de barrio y puerta a puerta. Con estos recursos se compran los ingredientes de los almuerzos y se paga la energía eléctrica del lugar donde funciona el comedor.
El sueño de estos líderes emprendedores va mucho más allá: con la formación recibida en el SENA buscan a futuro consolidar el mercado de sus productos lácteos para atender a más niños y adultos mayores.
Con la formación recibida en el SENA buscan a futuro consolidar el mercado de sus productos lácteos para atender a más niños y adultos mayores.
Para Saira Viviana Areiza, madre de un niño de cuatro años que se beneficia también del comedor, "la alimentación que les dan es muy buena, ellos se van felices a la escuela, y uno como madre se siente bien al saber que su hijo se está nutriendo bien".
Un sentimiento que rodea a todos los miembros de esta Asociación es la felicidad, ellos saben que con esta labor están ayudando al crecimiento intelectual, sicológico y sicomotriz para el desarrollo de esta niñez que en pocos años será el futuro del Urabá antioqueño.