​Diecinueve familias de la vereda El Doche, de este municipio ubicado al norte del departamento –ocupando gran parte del Desierto La Tatacoa–, se beneficiaron de cocinas de leña eficientes en cada una de sus viviendas.

El proceso de intervención y transformación social realizado por el SENA inició con la cualificación de 30 lugareños en Mampostería Estructural y culminó con la creación de estos espacios que ahora les permiten optimizar los recursos con el buen manejo del calor y la correcta disposición del humo y las cenizas.

“Este es el comienzo del cambio de nuestras vidas”, comentó Diógenes, un campesino de 66 años de edad, beneficiario de la iniciativa que permitió dejar atrás prácticas altamente rudimentarias y poco apropiadas para la salud. 

Diógenes, al igual que el resto de la población de este municipio, considera el resultado como el producto de un proceso integral, que además contribuye a la reducción de los índices de contaminación.

“Con el aprendizaje ya puedo hacer una cocina y una estufa como éstas”, agregó con satisfacción el beneficiario.

“Con este ejercicio creamos las capacidades en la especialidad en que se forma la comunidad y creamos espacios amigables con el medio ambiente; además ayudamos a la cohesión familiar. Partimos de una necesidad que encontró solución en la formación”, aseguró el director regional del SENA, Luis Alberto Tamayo. 

De acuerdo con el funcionario, este proyecto se consolida como ejemplo para imitar y destacó el trabajo en equipo y la resolución de problemas convertidos en oportunidades. 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el uso de cocinillas de leña, sin chimenea, produce importantes concentraciones de pequeñas partículas en el interior de la casa que pueden alcanzar a largo plazo niveles de diez a cien veces superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). ​