Los aprendices son los principales protagonistas de la entidad más querida por los colombianos; son ellos quienes han escrito su historia durante los 57 años de existencia. Sin embargo, tras los aprendices están aquellos que asesoran, transfieren sus conocimientos, enseñan y apoyan en cada etapa de su aprendizaje.
Los instructores son personas comprometidas con su labor, que se preparan de forma constante para no bajar la calidad de la formación. Pensando en no descuidar dicha constante, el SENA creó recientemente la Escuela Nacional de Instructores, qué recibió el nombre en homenaje a quien fue su primer instructor y fundador, Rodolfo Martínez Tono, con quien hablamos sobre el papel de los formadores, la Institución y la excelencia que busca ésta.
¿Qué opina de la Escuela Nacional de Instructores del SENA?
Primero que todo, que lleve mi nombre me emociona y me hace recordar que quienes formaron a los primeros instructores colombianos en varias ciudades del país fueron expertos franceses e ingleses, en un centro que creamos en Bogotá cuando inició el SENA, y luego abrimos sedes en Barranquilla y Medellín. La escuela de instructores es una oportunidad de mejorar cada día más la calidad de la formación y darle al país, tutores de excelencia.
“La escuela de instructores es una oportunidad de mejorar cada día más la calidad de la formación y darle al país, tutores de excelencia”.
¿Qué representan los instructores del SENA para la Entidad?
Son su parte central, son ellos quienes les imparten formación a los aprendices y los acompañan en sus procesos para que se desempeñen en las labores que requiere el país. Los instructores son el alma de la formación que ofrece el SENA, sin ellos no podemos formar a los colombianos para el trabajo, condición necesaria para que nuestros compatriotas puedan tener un empleo digno y productivo.
¿De dónde surgió la idea de crear una entidad como el SENA?
Cuando creamos el Instituto Nacional de Capacitación Obrera –como se llamó inicialmente– en ese momento, tras la postguerra, los ministerios de trabajo de Europa habían creado institutos para capacitar y buscar empleo en ese continente; de allí, sobre todo de Francia, adapté muchas experiencias para nuestro país. Tres años después, con la cooperación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creamos el SENA, que se financió con el 1% de la nómina de las empresas del país.
¿Cuál fue la primera sede de la Entidad?
En 1957 creamos el Centro Metalmecánico en Bogotá, en la carrera 30 con calle 17 Sur, lugar en el que aún funcionan los ambientes de formación en mecánica, automatización industrial, diseños de herramientas, entre otros. Precisamente, el sector metalmecánico es al que considero que le dimos mayor impulso, pues en el momento era el que más arrojaba mayores plazas de empleo en el país.
La ampliación de cupos ha sido un éxito y la gente acude masivamente a inscribirse. ¿En su época era igual?
Sí claro, guardadas las proporciones, la gente siempre acudía masivamente en búsqueda de aprender un oficio en cualquiera de las áreas que el mercado laboral tenía en el momento. Los cupos no alcanzaban, por la formación de calidad y la gratuidad de la enseñanza, de aquí ha salido el talento que necesita nuestro país.
“Sin calificación de mano de obra, sin capacitación de trabajadores, no puede haber desarrollo, no puede haber progreso social”.
¿Por qué el SENA es la entidad más querida por los colombianos?
Tenemos que trabajar de la mano con los empresarios para conocer qué es lo que ellos requieren para sus compañías y cómo lo requieren. Debemos establecer con ellos un lazo de unión que les permita a los trabajadores mejorar sus condiciones económicas y laborales, a las empresas, progresar y lograr el desarrollo que necesita el país.
El SENA continua en la tarea de cumplir la función que le corresponde al Estado, invertir en el desarrollo social y técnico de los trabajadores colombianos, ofreciendo y ejecutando la formación profesional integral, para la incorporación y el desarrollo de las personas en actividades productivas que contribuyan al desarrollo social, económico y tecnológico del país.