Para miles de personas viajar a Estados Unidos representa un reto emocional y económico, meses o años de ahorros, tramitar una visa ante la Embajada Americana y rezar para esperar escuchar las palabras “su visa ha sido aprobada”.
La gente comenta que solicitar la Visa hoy por hoy es más fácil que antes; sin embargo, en el consulado se ven cientos de personas en espera de una recibir una respuesta a la solicitud.
Aunque muchos desisten del sueño americano, otros, Daniel Monterrosa, un joven de 19 años de edad que vive en zona rural, lo podrá realizar. Él, hace parte del programa Jóvenes Rurales Emprendedores del SENA y pertenece al Centro de Comercio, Industria y Turismo de la Regional Córdoba; en dos meses viajará a Estados Unidos con todos los gastos pagos.
“Comencé con los cinco pollos; luego con las ganancias que me dejaron, compré diez, y así, compraba más y más”.
Daniel, quien nunca ha salido del departamento, se forma como emprendedor en Producción y Comercialización de Huevos de Gallina y estará tres semanas conociendo varias ciudades del país norteamericano.
Este bachiller es el menor de cuatro hermanos; sus padres se instalaron en la vereda La Vaqueta, un pequeño caserío ubicado en el municipio de Pueblo Nuevo, a más de tres horas de la capital cordobesa.
“Participé en la convocatoria nacional de voluntariado Partners of the Americas (Compañeros de las Américas) compitiendo con más de 100 jóvenes del SENA de todo el país; me entrevistaron por internet y creo que por dar a conocer mis cualidades de líder y mostrarme tal como soy, fui seleccionado”, afirma el emprendedor.
Partners of the Americas fue creada en 1964 con el objetivo de mejorar la calidad de vida en comunidades de América Latina y el Caribe, beneficiando anualmente cerca de 200 mil personas a través de proyectos y emprendimientos en agricultura, intercambio cultural y educacional, inclusión social y juventud.
El SENA y Partners of the Americas firmaron un convenio marco internacional de cooperación y asistencia técnica hace dos años, con el fin de aunar esfuerzos para contribuir al fortalecimiento del voluntariado y el liderazgo, a través de acciones conjuntas que posibiliten la transferencia de conocimientos y tecnologías, así como la articulación de organizaciones, empresas, personas y comunidades en pro del desarrollo económico y social en sus lugares de incidencia.
Daniel cuenta que algunos años atrás caminaba por los tranquilos y verdes caminos de la vereda La Vaqueta, cuando a lo lejos escuchó el sonido que producen las aves de corral; se trataba de un carro lleno de pollos que transitaba por el lugar. A su paso, accidentalmente cayeron diez pollos; él los recogió y alcanzó al conductor del vehículo para devolvérselos; el chofer en un gesto de agradecimiento le regaló cinco de las aves.
“Ese muchacho desde pequeño fue muy juicioso; Daniel no es callejero ni anda con malas juntillas y le gusta colaborar aquí en la casa. Yo lo enseñé a trabajar en el campo desde muy pequeño y fíjese, el muchacho salió emprendedor”, asegura su padre, Luis Manuel Monterrosa Arrieta.
“Comencé con los cinco pollos; luego con las ganancias que me dejaron, compré diez, y así, compraba más y más. Al mirar la contabilidad note ganancias; me gustó e hice como un cronograma. Antes de matar los diez, ya sabía cuánto me iba a ganar y sabía cuánto tenía que comprar; así surgió la microempresa”, comenta Daniel sonriendo.
Daniel, quien nunca ha salido de Córdoba, se forma como emprendedor en Producción y Comercialización de Huevos de Gallina y estará tres semanas en Estados Unidos.
El sueño de Daniel cuenta hoy con más de 300 pollos de engorde que son criados en un galpón que heredó de su padre –quien durante un tiempo se dedicó a este tipo de negocio–.
Con la ayuda de la Unidad de Emprendimiento del SENA, el joven logró proyectar su idea y la organizó de tal manera que hoy aporta a la economía y desarrollo económico de su núcleo familiar.
Además de eso, Daniel se conecta a internet todas las noches desde su casa, para atender su carrera profesional de Ingeniería Ambiental, la cual cursa de forma virtual en el Politécnico Grancolombiano.
Él exhibe con orgullo su microempresa, ‘Pollos a crecer’, nombre que enmarca el objetivo de este cordobés: continuar con el crecimiento profesional a través del esfuerzo, disciplina y dedicación.