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  • Inclusión Social

    Gracias al SENA, más personas conviven en paz

    Tibacuy (Cundinamarca)
    domingo, 14 de septiembre de 2014
    Historia de una unidad productiva que ahora conforman 22 familias. Ésta recibe asesoría empresarial y acompañamiento en gestión de recursos por parte del SENA.
    Gracias al SENA, más personas conviven en paz
    Claudia Esperanza Prieto, víctima del conflicto armado y líder comunitaria, ha encontrado en el SENA el apoyo necesario para ayudar a personas en condición de desplazamiento.

    A este pequeño municipio de Cundinamarca, encumbrado en las llamadas Peñas Blancas, llegaron en 2005 Claudia Esperanza Prieto, sus tres hijos y su esposo, una familia desplazada en busca de una oportunidad que diera sentido a su vidas.

     

    Tibacuy está ubicado en la provincia del Sumapaz, tiene un poco más de 5 mil habitantes –95% de su población vive en zona rural– que comprende 20 veredas reconocidas por sus cultivos de café.

     

    Como muchos otros municipios del país, es receptor de población desplazada por el conflicto interno. Según cifras de la administración local, el municipio tiene actualmente 132 familias desplazadas, provenientes de poblaciones cercanas y departamentos como Casanare, Meta, Putumayo y Tolima.

     

    "En ese tiempo vivíamos en Alto Palmar, la última vereda de Viotá, al lado un cerro. De allí nos sacó la guerrilla junto a otras 300 personas, una noche salimos con lo que teníamos puesto,  para salvar la vida", rememora Claudia.

     

    "Una vez nos organizamos, comen​​​zamos a averiguar en la alcaldía sobre las ayudas para las personas víctimas. Allí, nos acercaron al SENA".

    La tragedia tocó a la puerta de su casa, Claudia recuerda las dantescas escenas de niñas abusadas, personas desaparecidas y vecinos decapitados, junto a la amenaza de que su hijo de, 12 años, sería reclutado por un grupo armado, "fue ese el motivo por el cual salimos, dejamos atrás todo cuanto teníamos, fue una decisión dolorosa pero necesaria".

     

    A pesar de tantas situaciones adversas, esta joven y vigorosa mujer, decidió no dar marcha atrás y tomar un nuevo rumbo que les permitiera encontrar oportunidades de supervivencia. Su deseo de superación la llevó a crear -junto a 10 personas- la Asociación de Desplazados de Tibacuy (Asodet), con el objetivo de integrar y fortalecer las habilidades que cada uno poseía.

     

    "Una vez nos organizamos, comenzamos a averiguar en la alcaldía sobre las ayudas para las personas víctimas. Allí, nos acercaron al SENA e iniciamos nuestro proceso de formación y emprendimiento", manifiesta.

     

    "La ayuda más grande que hemos recibido del Estado ha sido por medio del SENA. Con la formación y posteriormente el emprendimiento, ha hecho que las personas víctimas en Tibacuy piensen en generar empleo, estudiar y ser autosuficientes", afirma el alcalde municipal, Ómar Mondragón.

     

    Volver al lápiz y al cuaderno para muchos no fue fácil, pero lo sortearon con la misma osadía que enfrentaron las épocas de violencia, el proceso de pasar de ser aprendices, a curtidos empresarios en la cría de cerdos.

     

    Esta unidad que ahora conforman 22 familias, es cobijada por el programa Jóvenes Rurales Emprendedores, recibe actualmente asesoría empresarial y acompañamiento en gestión de recursos, por parte de instructores del Centro Agroecológico y Empresarial de Fusagasugá.

     

    "Hemos recibido más ayuda del SENA que de otras instancias, ha sido nuestra mano derecha. El acompañamiento que hemos tenido de su parte nos ha motivado a ser independientes, a no dar marcha atrás. Estamos gestionando un proyecto de 40 millones de pesos con asesoría de la Entidad", confirma Claudia.

     

       La meta para Claudia y su asociación es ambiciosa: ayudar a gestionar recursos con des​​tino a la adquisición de vivienda para familias víctimas.


    Además de la producción porcina, esta unidad entrega ayudas humanitarias a miembros de la comunidad que la necesiten; no es extraño que al caminar con Claudia, sea abordada constantemente por personas que le preguntan acerca de los trámites y reuniones de los programas municipales para la población vulnerable del municipio, asegura que "gracias a la organización, soy reconocida como líder departamental".

     

    "Llegar a la asociación para mí fue un salvavidas, mi familia está tomando cursos con el SENA y trabajamos en la unidad. Así como un día la organización me ayudó, espero poder hacerlo yo también con quien lo necesite", cuenta Flor Carmenza Puentes, integrante de Asodet.

     

    La meta para Claudia y su asociación es ambiciosa: ayudar a gestionar recursos con destino a la adquisición de vivienda para familias víctimas; ella quiere contribuir a dar un paso más en la reconstrucción de vidas y hacer de Tibacuy un territorio de paz.​

    YSP/jrg​​​
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