En Mama Bwe Reojache, institución educativa rural asentada en el corregimiento Agua Negra, en el norte del Caquetá, 31 aprendices cultivan alimentos para 190 alumnos en una granja que se ha vuelto autosostenible. Además, sus productos se comercializan en los resguardos Kocará, Gerichá, Maticurú y en el corregimiento Granario.
Para llegar al establecimiento educativo, los instructores del Programa de Articulación con la Educación Media deben recorrer el Río Orteguaza por dos horas y media. En su destino, los esperan aprendices, 90 por ciento indígenas koreguajes que hacen los grados 10° y 11°, y quienes adelantan la formación técnica en Producción Pecuaria.
31 jóvenes indígenas Koreguajes ponen en práctica formación impartida a través del programa de Articulación con la Media Técnica e impulsan la economía escolar.
En la granja, los aprendices son los encargados de la cría y manejo de pollos, vacas, peces, cerdos, aves y del establecimiento de la huerta, los pastos y bancos de proteína que se requieren para su alimentación.
"Como indígenas campesinos teníamos conocimiento del trabajo agrícola pero, ahora, respetando la tradición, estamos aprendiendo el manejo técnico. De esta manera logramos mejorar la producción con las gallinas, los pollos de engorde, los peces, la huerta casera, la cría de los cerdos y la leche de las vacas", afirmó Santiago Iles Figueroa, aprendiz y representante de los estudiantes.
Los 35 litros diarios de leche que salen del ordeño de los ocho semovientes se venden a Nestlé de Colombia. En avicultura se manejan 100 aves de postura donde la producción es para el autoconsumo del internado, los pollos de engorde se manejan en tres ciclos de 40 aves por grupo, cada 15 días, y se sacrifican semanalmente 12 aves en promedio para el consumo; dos cerdos en ceba que están en etapa de engorde y 500 cachamas que están en engorde para salir en el mes de diciembre.
"Es invaluable la labor del SENA. En la institución teníamos los espacios y proyectos pero, ahora, contamos con profesionales expertos que les enseñan a los jóvenes a hacer más productivos en el campo. Es muy interesante porque ellos han aprendido a ver la producción agropecuaria como algo rentable", señaló Aracely Serna, rectora de la institución educativa.
Por su parte, Ángela María Rojas, instructora líder del proceso, destacó, "A través de la formación, los aprendices conocen el manejo y sostenimiento de la granja porque aprenden con casos reales a resolver problemas. Además, tienen en cuenta los costos de producción para ver si existen pérdidas o ganancias en las mismas y así identificar el alcance comercial y empresarial de la granja".
La granja es un modelo productivo para los aprendices que, además de asegurar una alimentación abundante y rica en proteínas, vitaminas y minerales, les enseña a cada uno a vivir en armonía con la naturaleza, preservando y disfrutando el medio que los rodea.
"Con la granja estamos mejorando calidad de vida de la población, enseñándoles nuevas técnicas diferentes a la caza y la pesca para su propio sostenimiento. Logrando, además, dejar la enseñanza que el desarrollo productivo está en el campo, al que se debe considerar como uno de los principales insumos para crear empresa por parte de esta comunidad indígena", aseguró José Delby Vargas, director de la regional Caquetá del SENA.
En la granja, los aprendices conviven en armonía con la naturaleza, preservando y disfrutando el medio que los rodea. Además, es un espacio que les permitirle conocer y aprender la importancia de la producción en el campo, como eje central del desarrollo de las comunidades indígenas y campesinas.