​Mientras las trompetas afinan y el guitarrón repasa el repertorio, el charro cantante se ajusta la solapa de su traje ranchero. En el parque "La Molienda" de Villeta (Cundinamarca), personas abarrotadas esperan pacientemente un espectáculo lleno de historias, alegría y nostalgia.

El grupo de mariachis está listo para salir a escena, con Arley Calderón a la cabeza. Este cantante de corazón es oriundo del municipio e instructor del SENA. Los encargados del sonido hacen las pruebas de rutina. "La música es el principio de quien soy, se ha convertido en mi pasión, en mi complemento", asegura.

El talento de Calderón para el canto fue descubierto por un profesor de música, cuando contaba con 7 años de edad. Desde entonces, con su voz ha sido el deleite de izadas de bandera, novenas decembrinas, fiestas infantiles y festivales de canto de la región.

Luego de prestar su servicio militar –lugar en el que tuvo su primera remuneración económica por cantar en una fiesta–, su talento lo llevó a ser frecuentemente contratado para cantar en serenatas, reuniones y agasajos.

"Gracias a él he aprendido a tomar la música como una profesión respetable, admiro profundamente su calidad humana y su  integralidad como artista", recuerda Josimar Reyes, uno de sus colegas de escenario.

​​​Este 'profe' recorre 29 municipios de Cundinamarca, formando en temas de emprendimiento a más de 30 empresarios de la región.

Su talento y carisma lo llevaron durante dos años a sumergirse en los oscuros y peligrosos ambientes de los grupos al margen de la ley. El entorno enrarecido, los rostros curtidos de los asistentes y la atmósfera tenebrosa de aquellos lugares que frecuentaba para sus presentaciones, le hicieron percibir con el tiempo que sus servicios estaban siendo contratados por un comandante paramilitar de la zona.

En este periodo, el dinero, las mujeres y las fiestas hicieron parte de la vida de Calderón. Sin embargo, al ver cómo la extorsión y las amenazas a comerciantes y finqueros de la zona eran el pan de cada día en su ambiente de trabajo, tomó la determinación de buscar un rumbo amable para su vida.

"En ese tiempo, cada vez que llegaba el fin de semana rezaba para que no lo llamaran a cantar, prefería no enterarme a dónde iba, porque temía por su vida, por su salud y por nuestro futuro", asegura Patricia Hernández, su esposa.

Su giro de vida llegó en 2005 cuando decidió ingresar al Centro de Desarrollo Agroindustrial y Empresarial de Villeta para estudiar de nuevo. Graduado como Técnico en Desarrollo de Mercado Internacional, Calderón comenzó a buscar un empleo relacionado con su nueva profesión.

"Para sorpresa, mis alcances académicos fueron sobresalientes. Casualmente, mientras terminaba mi formación, el Centro abrió una convocatoria para vincular a instructores, apliqué y pasé con ventaja", recuerda.

El nacimiento de su hijo Juan David –quien tiene condición de discapacidad cognitiva– fue el segundo motivo de cambio en su vida. Hoy día, gracias por las oportunidades brindadas por el SENA, este instructor se encuentra consagrado a su trabajo, a su familia y a su pasión: la música.

"Nunca ha dejado de cantar, sé lo que significa esto para él, es su sueño y siempre tendrá mi apoyo. Ahora más que nunca, pues para Juan David, que ya cuenta con 7 años, ver a su padre  cantando ha significado, además de avances en su salud, una motivación para llegar a ser como él", agrega Patricia.

La experiencia de ser padre de un niño con discapacidad ha despertado en este músico una sensibilidad particular, que lo ha llevado a prestar su talento al servicio de poblaciones socialmente vulnerables y dedicando su tiempo libre a apoyar activamente el trabajo de diferentes grupos de discapacidad en el municipio.

"Juan David volvió a cambiar mi vida, centró mi mundo, incluso mi música. Gracias a él compongo. Él y mi trabajo como instructor, me llevaron a aprender lo que es poner el talento al servicio de otros", cuenta.

Este 'profe' recorre 29 municipios de la región, formando en temas de emprendimiento a más de 30 empresarios. Además, se ha convertido en una insignia artística de la región que transmite por medio de sus canciones la esencia del SENA, en diferentes eventos organizados por la entidad.

"Además de las habilidades técnicas, el SENA reconoce y potencializa los talentos de quienes hacen parte de la entidad, a través de escenarios que permitan afianzar la identidad y generar acercamiento con las comunidades", puntualiza Gustavo Adolfo Araque, director de la Regional Cundinamarca.

El show continúa y el escenario recibe a los mariachis con aplausos y ovaciones. Calderón, el cantante, entra imponente al escenario. El público lo reconoce como la misma persona que minutos antes les explicó con su bata blanca los servicios ofrecidos por el SENA.​​