A sus 18 años, Julieth Fernanda Pantoja, joven aprendiz de Cocina, sueña con trabajar como chef en Aruba. A punto de culminar sus estudios, participará en un concurso que a modo de reality realiza la Escuela de la Cultura Gastronómica, Hotelera y Turística del SENA en la sultana del Valle.
Emocionada, expresa en papiamento “Alkansa konkurso kushiná SENA”, que significa “seré la ganadora del concurso de cocina SENA”.
Y es que Julieth, al igual que otros 90 jóvenes del programa Técnico en Cocina, sueñan con ganarse el concurso de evaluación Cagüinga y Callana, primero en su género para los aprendices de cocina del SENA en el país, con el cual serán evaluadas, entre otras, sus habilidades culinarias y su condiciones actitudinales.
Para Fabian Castañeda, chef y líder instructor de cocina del Centro de Gestión Tecnológica de Servicios del SENA en Cali, el reality “más que un concurso es una estrategia metodológica de formación integral que busca llevar a los aprendices al momento de la verdad para que cuando estén trabajando sepan asumir sus retos de la mejor manera posible”.
“La idea con este concurso es aproximar los procesos de formación a nuestros aprendices que lo requieren, en las condiciones que a futuro les exigirá el mundo laboral. Desde 2011 en nuestra escuela impartimos formación pertinente y de calidad en Gastronomía, Pastelería, Confitería, Barismo y Hotelería”, indicó Esperanza Adriana Ramos, directora regional del SENA en el Valle del Cauca.
Tanto los aprendices como los instructores de Cocina consideran que lo mejor del concurso es su metodología, al estilo ‘MasterChef’, donde los participantes disponen de 90 minutos, cuatro ingredientes obligatorios y alacena libre para lograr la perfección de un plato.
Las reglas del reality incluyen la planeación (10 minutos), limpieza y desinfección (10 minutos), miss and place u organización antes de la preparación (30 minutos), preparación y emplatado (30 minutos), limpieza de residuos (10 minutos); todo esto mientras los instructores hacen la calificación y las deducciones respectivas para verificar si cumplen o no con los criterios de evaluación.
Debido a esta exigencia del concurso, aprendices como Julieth, que se autodenomina la koki famia (chef de su familia), empezó a practicar en su casa la preparación de platos como el bisquets de pollo, apoyada por su mamá, quien hizo las veces de supervisora, y su familia, que representó a un jurado que le exigía cumplir con el tiempo previsto.
Las reglas del reality incluyen la planeación, limpieza y desinfección, miss and place u organización antes de la preparación, preparación y emplatado, limpieza de residuos.
“Esto me ayudó a estar un poco más tranquila al momento de la preparación y a entregar la receta en el tiempo pactado”, destacó la joven.
Mientras los jóvenes corren por toda la cocina cumpliendo las diferentes fases del concurso, son evaluados desde su formación integral por instructores del área y también de Ética, Salud Ocupacional y Medio Ambiente, contemplando diferentes aspectos, no sólo la preparación de la receta, sino también el comportamiento, las normas de higiene y medio ambiente, la ética, el manejo de residuos y por supuesto, el trabajo bajo presión. Su intención es buscar el mejoramiento de todas las competencias del aprendiz.
Elsis María Valencia, instructora, concluyó que “nuestro anhelo es avanzar con el fortalecimiento de la formación, haciendo este concurso con los mejores instructores de todo el país, a final de año”.
“Esta práctica final de mi formación es la experiencia más grandiosa que he tenido en mi vida; casi me siento como la ‘MasterChef’, solo puedo decir ‘danki SENA’ (gracias SENA) por esta oportunidad que nos va a cambiar la vida a muchos aprendices. Gracias al SENA estoy más cerca de mi sueño”, puntualizó Julieth.