Luego de trabajar por ocho años como conductor de colectivo, Jaime Chamorro tuvo la curiosidad de saber cómo se hacían las rockolas y buscó a una persona con conocimiento en ello; al ver su complejidad decidió inscribirse en el  SENA para  entender sobre el tema eléctrico de estos reproductores de música.

A sus 39 años, Chamorro es un empresario exitoso gracias a la formación que de la entidad en que más confían los colombianos, porque desde que se certificó como tecnólogo en Mantenimiento Eléctrico Industrial, en 2009, emprendió su propio camino, como el profesional que es.

No tuvo suerte en la primera ni segunda inscripción, pero como dice el adagio popular: “la tercera es la vencida”, y gracias a la perseverancia logró el objetivo de ingresar a la institución. El Centro de Electricidad, Electrónica y Telecomunicaciones  de la Regional Distrito Capital fue el lugar​ donde inició su proyecto de vida.

Con voz tranquila y moviendo sus manos gruesas, tratando de mostrar la dimensión del SENA en su formación, Jaime cuenta que cuando inició el proceso de formación quedó sorprendido con todas las herramientas que la entidad ofrece a los aprendices.

“La formación que recibí en el SENA fue suficiente para emprender mi proyecto de vida. Uno debe tener curiosidad y aprovechar las herramientas que da la institución”.​

Con disciplina se destacó entre sus compañeros; llegó a ser representante e hizo parte de diferentes proyectos de diseño eléctrico en la modernización de los centros de formación.

“Como aprendiz participé en el desarrollo y construcción del diseño de instalaciones eléctricas del Aula de Conectividad Global, los diseños de la cafetería y baños del Complejo Sur. Y como instructor hice mi aporte en la parte eléctrica de las aulas sensorizadas del Centro Nacional de Hotelería, Turismo y Alimentos, así como la adecuación del coliseo de Paloquemao”, narró Jaime con una actitud humilde y de satisfacción por lo aprendido durante esta experiencia.

Al terminar su formación quiso retribuir al SENA, de alguna manera, todo lo que había hecho por él. Por ello se certificó para impartir formación. Se desempeñó durante dos añoscomo instructor en los Centros Metalmecánico y de Electricidad, y Electrónica y Telecomunicaciones, ejercicio que –según él– reforzó sus conocimientos, pues los aprendices retroalimentaban su saber.

Al sentir que había logrado su objetivo de aprender sobre electricidad y al ver que tenía experiencia en el tema, este hombre canoso y con un semblante tranquilo empezó a realizar un estudio de mercadeo en esa área, paralelo a su trabajo como instructor.

Fua así como encontró que “la gente le tiene miedo a la electricidad, pero eso se debe a que creen que es solamente pelar cables y empalmarlos”, según sus propias palabras.

Recuerda como si hubiera sido ayer, el día en que dio el gran paso como emprendedor y empresario: “Hace tres años largos, desde 16 de diciembre del 2011, empezó a funcionar DMM Eléctrico Industrial S.A.S (Diseño, Montaje y Mantenimiento Eléctrico Industrial) como su nombre lo dice, todo lo relacionado con montaje y diseño eléctrico”.

Su empresa tiene sucursal en Popayán (Cauca), Pasto e Ipiales (Nariño), gracias al liderazgo que lo destacó desde su época como aprendiz.

Además de sus conocimientos, “nuestros clientes quedan satisfechos con el trabajo que realizamos, porque es un servicio personalizado y de fácil entendimiento”.

DMM Eléctrico Industrial también le ha prestado sus servicios a organizaciones reconocidas como Codensa, Coratiendas, Protabaco y el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de la capital del país, entre otras.

“La formación tecnológica que recibí en el SENA fue suficiente para emprender mi proyecto de vida. Uno debe ser proactivo, ir más allá de lo que le enseñan en los ambientes de formación, tener curiosidad y aprovechar las herramientas que da la institución”, aseguró Jaime, dibujando en su rostro una sonrisa que reflejaba agradecimiento con la entidad.