Una mujer tranquila, que ha pasado por situaciones complicadas, narra cómo el SENA cambio su vida. “En mi hogar prevaleció siempre la escases; pasamos por muchas dificultades económicas”, dice Marbeluz, una sucreña luchadora, de 50 años de edad, que sufrió viendo como su padre batallaba para conseguir, día a día, el dinero para poder cubrir las necesidades básicas de su hogar.
Su hermana mayor, cocía la ropa para que ellos pudieran vestirse y ella se sentaba a su lado, horas tras horas; así fue aprendiendo y con el paso de los años, gracias a su destreza en el diseño y confección, fue puliéndose hasta realizar vestidos en la maquina vieja de su abuelita para venderlos en el barrio.
A los 19 años, ya apoyaba económicamente a sus padres con los servicios de la casa y otros gastos, pero ella, una mujer inquieta y emprendedora, siempre tuvo el deseo de superarse, de ser mejor y con algunos ahorritos, empezó a estudiar en una universidad privada de Barranquilla (Atlántico), donde realizó tres semestres de Diseño de Modas. Se vio obligada a desistir, por los altos costos económicos que eso le representaba y decidió regresarse nuevamente a Sincelejo.
Para entonces, Marbeluz Pacochá, ya era madre de tres hijos y con su esposo determinaron vivir en la casa de su suegra, ya que ninguno de los dos tenía trabajo.
Una mujer perseverante, con muchas capacidades y liderazgo, hoy ve los resultados de su esfuerzo en una empresa exitosa y posisionada.
“Un día, desesperada oí a la profesora de mi hijo hablar del SENA y no dude en ir a tocar las puertas a la entidad. Allí realice una formación complementaria en Modistería y empecé a conocer del
Fondo Emprender también”, comenta Pacochá.
En 2005, decidió formarse en el SENA, pero ahora en el Técnico en Diseño de Modas y Confecciones, gracias a su hija, quién la motivo viendo sus habilidades. Ambas ingresan a la Entidad, su hija en el programa de formación administración hotelera.
“Juntas íbamos a estudiar, a veces nos íbamos sin comer nada, nos íbamos caminando, pero aprovechábamos hasta lo último que nos enseñaba el instructor. Ahora, con mucho orgullo, trabajo en uno de los mejores hoteles del Llano, en Villavicencio (Meta), y me casé con un egresado SENA”, cuenta la hija de Marbeluz, con una amplia sonrisa en su rostro.
Pacochá, luego de su experiencia en el SENA, motiva a sus otros dos hijos, recién graduados del colegio, a formarse también en la Entidad y el 2010 inician su formación en el tecnólogo de administración empresarial, quienes culminan sus estudios con mucho éxito.
MARBELUZ, AQUÍ EMPEZÓ SU VERDADERA HISTORIA…
“Luego de muchas noches sin dormir, esfuerzos y sacrificios, ingrese en el Fondo Emprender del SENA, mi proyecto de vida”, expresa Marbeluz, emocionada y con los ojos iluminados.
El 17 de diciembre de 2015, recibe la gran noticia que su proyecto fue aprobado con un aporte de ochenta y ochos millones de pesos y nace lo que es hoy Épocas Manufacturas.
“El SENA nos dio calidad de vida, no solo a mí, sino a toda mi familia. Hoy lo digo con orgullo, somos una familia cien por ciento “Senista”, le debemos todo lo que somos y lo que tenemos”, dice Pacochá con lágrimas en sus ojos.
Épocas Manufacturas cuenta hoy con 12 empleados directos, con una planta física industrial y además un punto de venta. Sus ventas mensualmente, superan los veinte millones de pesos y sus confecciones de ropa y dotación industrial, son apetecidas y reconocidas en todo el departamento.
“Estamos creciendo y mejorando cada día más, ahora incursionamos en una nueva línea de ropa femenina y camisas para hombre, estamos comprando maquinaria nueva. Ojala todos los jóvenes de Colombia, pudieran formarse en esta hermosa Entidad”, adicionó Marbeluz.
Ahora ella es la gerente de la empresa, su esposo es el asesor de ventas y su hijo el gerente financiero. Ellos acostumbran a realizar charlas motivaciones cada inicio de semana a sus empleados y les recuerdan su historia, para que sea tomada como ejemplo y se den cuenta que los sueños si se hacen realidad, que si se puede.