Judith Torcoroma Bacca es una mujer de la provincia de Ocaña. Ella, al igual que otras víctimas del conflicto armado en esta zona del nororiente del país, tuvo que luchar sola para dar un futuro diferente a sus hijos.
Judith tiene un espíritu emprendedor que le ha permitido destacarse como líder; hoy es la gerente general de la Cooperativa Multiactiva de Mujeres Empresarias (Coomultimen), a través de la cual ciudadanas de la región se han asociado.
Es así como se les han abierto puertas de diferentes entidades del Estado –entre ellas el SENA, que las forma– para apoyar algunas de sus iniciativas.
"Esta oportunidad fue muy importante porque algunas de las asociadas ni siquiera sabían leer ni escribir y ahora pueden salir adelante con estas capacitaciones", expresó Judith, quien se siente feliz por ser parte de un proceso de transferencia de conocimientos en confecciones –que culminó hoy– y que será su aporte en el posconflicto.
Y es que, este viernes, 128 mujeres se certificaron, algunas como técnicas en marroquinería, otras como técnicas en confección, con la clara convicción de ser constructoras de paz.
"Es difícil salir adelante luego de ser víctima, pero por nuestros hijos tenemos que luchar y seguir adelante para brindarles una mejor calidad de vida, alejar la guerra de nuestro corazón y perdonar para vivir tranquilos", puntualizó Judith.
Eduardo Rivera Sierra, subdirector del Centro de Formación de la Industria, la Empresa y los Servicios, durante el evento de certificación de estas beneficiarias, manifestó que el SENA aporta a la paz desde sus formaciones.
"Estamos presentes en la construcción del proyecto de vida para la población vulnerable, especialmente a las mujeres cabeza de familia y todas las víctimas del conflicto", aseveró Sierra.
Las mujeres afirman que con los conocimientos adquiridos podrán salir adelante, además de la oportunidad que les ofrece la Casa Social de la Mujer de Ocaña, porque allí tendrán un ambiente de trabajo y será un lugar en donde sus hijos también recibirán atención especial.
En un trabajo articulado, entre el SENA y la Casa Social de la Mujer, se formarán 900 ciudadanas más en programas que den respuesta a las necesidades de la provincia.