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    “Desde los medios audiovisuales también se construye paz”

    Villeta (Cundinamarca)
    sábado, 16 de julio de 2016
    Hablamos con Leopoldo Pinzón Moncaleano, una institución en el cine en Colombia y quien compartió con aprendices para dar a conocer sus vivencias y su experiencia profesional.
    Leopoldo Pinzón Moncaleano, el gran realizador audiovisual colombiano.
    Leopoldo Pinzón continuará apoyando a los aprendices del SENA en Villeta hasta la realización de un cortometraje, que será resultado del trabajo realizado en diferentes talleres de cine.

    Leopoldo Pinzón Moncaleano, el gran realizador audiovisual colombiano recordado por sus producciones de la década de los  80 como 'La abuela', 'La cara de la desgracia' o 'Pisingaña', compartió sus conocimientos con aprendices a través de talleres.

    Y es que más de 1.300 aprendices de todo el país participan en 'CINE al SENA', una iniciativa que busca fortalecer sus habilidades en temas relacionados con la imagen en movimiento y que –entre otras actividades– a través de eventos académicos les lleva expertos en áreas transversales al séptimo arte para que compartan su experiencia profesional.

    Hablamos con Leopoldo y él nos contó de su recorrido como periodista, guionista, director de fotografía y de cine y también sobre su vida como docente, que lo llevó hasta La Habana (Cuba) donde dirigió la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

     

    ¿Cómo fue el comienzo de este tránsito que ya lleva más de 50 años?

    En mi casa ya rondaba un espíritu inquieto por los temas de comunicación, mi hermano mayor, Carlos Pinzón, ya había iniciado su exitosa carrera en la televisión y después dejó su huella al fundar Teletón; su ejemplo y el de mis otros hermanos, que también se involucraron en el mundo de las comunicaciones, contribuyeron a que me inclinara, primero por el periodismo y luego por el cine. 

    ¿Háblenos de sus primeros pasos en el periodismo y su transición al cine?

    A los 17 años tuve la oportunidad de trabajar como redactor en la Revista Semana y a los 19 años ingresé al periódico El Espectador, sin perder de vista el cine el cual lo fijé como meta el día que vi una película sueca llamada 'Un solo verano de felicidad'; transcurría la década del 50, salí del teatro deslumbrado y con un sueño en mi cabeza: ser realizador de cine.

    También trabaje en radio con mis hermanos, esa es otra de mis pasiones, y al corto tiempo fui invitado a un encuentro internacional de periodistas en Checoslovaquia, posteriormente regresé gracias a una beca que obtuve para estudiar cine  en Praga, la capital de este país, en las especialidades de dirección y fotografía.

    ¿Qué recuerda de sus primeras realizaciones audiovisuales?

    Lo primero que hice fue documentales para televisión, luego se creó una ley que permitía emitir cortometrajes colombianos en las salas de cine antes de cada película principal y esto permitió que muchos colocáramos a consideración del público nuestras habilidades en este arte, luego con la creación, en 1980, de la Compañía para el Fomento Cinematográfico (Focine), se incentivó la realización de largometrajes, así se abrió la posibilidad de nuevas propuestas.  

    ¿Cómo llegó a ser el director de 'La abuela' y 'Pisingaña', de tanta recordación en el país?

    Para los comienzos de los 80, Radio Televisión Interamericana (RTI) me pidió dirigir Dinavisión, una empresa creada para apoyar el cine colombiano, fue cuando se presentó la oportunidad de realizar la película 'La abuela', una adaptación de la novela del mismo nombre, que tuvo bastante éxito a nivel nacional; fue mi primera experiencia como director, que me abrió algunos espacios para continuar con esta pasión.

    Luego vino 'Pisingaña', que se convirtió en mi principal logro de mi carrera en el cine, comenzamos en el año 1982 y se estrenó tres años después, fue un guion que adaptó mi hermano Germán Pinzón de una novela que él había hecho llamada 'El terremoto', con la cual ganó en 1966 un premio nacional de literatura; con esta película fuimos a varios festivales internacionales de cine, en Moscú (Rusia), Montreal (Canadá), Paris (Francia), La Habana (Cuba), y en un festival realizado en Bogotá recibió el premio al mejor director, mejor guion y mejor banda sonora.

    ¿Y cómo llegó a ser director académico de la Escuela Internacional de Cine y Televisión en San Antonio de los Baños en Cuba?

    Hacia 1988 unos amigos me invitaron a dictar un taller en esa escuela, les gustó y continué asistiendo en distintas ocasiones hasta que en el 2000 recibí el nombramiento para la dirección académica, la cual ejercí por tres años, fue descubrir otra faceta en la que no me había pensado, pero que me ha permitido compartir las experiencias recogidas en estos años, y es una actividad que sigo ejerciendo en muchos lugares del país.

    Su experiencia como docente ahora la comparte con aprendices del SENA, ¿En qué competencias del área audiovisual?

    Hemos realizado dos talleres; en el primero hablamos sobre el guion y exploramos algunos aspectos de la dramaturgia, del conflicto y otros temas transversales. En el segundo  nos enfocamos en el ejercicio de la dirección, en la que abordamos algunos problemas del guion técnico, de la puesta en escena y de la finalidad esencial.

    ¿Qué destaca de estos jóvenes talentos del SENA?

    Veo en ellos mucho entusiasmo y pasión en lo que hacen, percibo un fuego interno que los mueve a la creatividad, el interés por avanzar y realizar sus proyectos; fue muy placentero encontrar a un grupo de ellos en un parque de Villeta, realizando con sus celulares algunas tomas para participar de un concurso, aplicando lo que habíamos analizado en el taller, es como una recompensa al saber que la instrucción tiene trascendencia.

    ¿Cómo se puede construir desde el séptimo arte una sociedad más justa y en paz?

     Desde los medios audiovisuales también se construye paz, porque son un instrumento muy eficaz para llegar a la conciencia del espectador, es evidente que esa capacidad existe, influye y persuade, es ahí donde generamos el sentido de responsabilidad y compromiso para ser un actores y generadores de paz, y más aún si pensamos en estos jóvenes de provincia que han visto realidades distintas y que pueden recurrir a estos medios en que se forman como un canal de difusión de lo que viven.  

    ¿Qué mensaje les deja a los jóvenes que se forman en las áreas audiovisuales?

    Que aunque los tiempos cambien y las herramientas sean diferentes, siempre habrá elementos que le dan un valor agregado a lo que hacemos, siempre será necesario el conocimiento, la creatividad, la sensibilidad y la conciencia, si podemos potenciar esos talentos seremos mejores en lo que hacemos y podremos construir con un propósito altruista.

    Me alegra trabajar con los jóvenes aprendices, a ellos siempre les recuerdo la importancia de tener una noción del mundo, de saber dónde estamos parados y su posición frente a la realidad, y sobre todo que aspectos de esa realidad deberían ser cambiados y cómo podemos contribuir, a partir de lo que hacemos, con esos cambios.  ​

    Redactor: Julio Rozo Garzón / LBF / agf
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