A las seis de la tarde, cuando el día baja la guardia, Diana Marcela comienza su transformación: se retira el casco y su piel siente la suavidad de la ropa deportiva que reemplaza la del trabajo.

Una sonrisa cómplice hace saltar las pesadas botas de sus pies y minutos después está corriendo con zapatillas aladas que la hacen volar en busca de sus sueños.

"Ser madre, trabajar, entrenar y estudiar. Mi vida se resume así", dice la aprendiz del Tecnólogo en Electricidad Industrial del Centro de Electricidad y Automatización Industrial (CEAI) de Cali.

Diana Marcela Niño Mejía tiene 34 años, es caleña y madre soltera. Su hijo, Juan Diego, nació cuando ella tenía 23 y practicaba el atletismo. "Debido a eso me tocó frenarlo", explica.

Pero esta guerrera no se detuvo. Apoyada en su espíritu resiliente, siendo ya mamá, replanteó su vida. Siguió entrenando con ahínco y no dejó de lado los estudios; trabajaba e, igualmente, sacaba tiempo para atender al pequeño, su nuevo motor de vida y felicidad.

Soñadora, luchadora, madre. La aprendiz todoterreno es ejemplo para las mujeres, especialmente de su generación.

"Me considero una mujer soñadora, luchadora y fuerte. Creo que sí se pueden lograr los sueños y que las dificultades y los grandes retos nos hacen ser más fuertes", afirma.

Con el apoyo de las firmas Celsia y Deltec, en el 2021, el SENA abrió en la Regional Valle el primer Tecnólogo en Electricidad Industrial enfocado en las mujeres, buscando generarles oportunidades e inclusión social mediante la inserción en un campo tradicionalmente dominado por los hombres. Diana Marcela hizo parte de ese grupo, cuya formación finalizó hace poco.

"Gracias a eso, ahora tenemos una alta probabilidad de vincularnos a Celsia por un periodo, con la posibilidad de quedarnos. De todas formas, mi aspiración es trabajar, continuar mi formación profesional y seguir adelante como atleta y como madre", expresa.

Nostalgia

Corría el año 2005 cuando, en la Institución Educativa Mayor de Yumbo, la entonces adolescente Diana Marcela salía disparada como una gacela apenas su profesor del grado 11 les daba la instrucción de correr dos kilómetros.

Las dificultades no han sido obstáculo para Diana Marcela. Es una atleta de la vida.

Ella siempre ganaba. Por eso, le sugirieron en esa época que fuera al estadio Pascual Guerrero de Cali para ver si podía entrenar.

Así lo hizo. Y le fue muy bien, tanto que comenzó a enfocar todas sus energías y sueños en las zancadas que, cada vez con mayor técnica, daban para devorar las pruebas de 1.500 y 3.000 metros sobre la pista. De hecho, se convirtieron en su especialidad.

"Y pasó lo que tenía que pasar: me enamoré de esta disciplina", enfatiza la mujer, quien pronto la asumió como un estilo de vida. "Las zapatillas me hacían sentir segura y sin límites", recuerda, igual que a una mariposa impulsada por la fresca brisa caleña de las seis de la tarde.

Sin embargo, cuando mejor se sentía, un día aciago se encontró de frente con un 'ventarrón' que la envió al piso.  Era el 2007. "Me entrené con mucha dedicación para representar al Valle en unos Juegos Nacionales. Inicialmente me confirmaron que me iban a llevar y seguí dándole duro, pero a última hora me bajaron del bus. Eso me desmotivó mucho. Sentí que jugaban con los sentimientos y que se manejaban roscas y preferencias", confiesa.

Muy golpeada por tan inesperado traspiés, dejó de entrenar una semana y luego le bajó el ritmo. Pero gracias a su poder de resiliencia, muy pronto entendió que había otras alternativas.

Se dedicó a trabajar y no paró de correr durante cuatro años, haciendo competencias de calle, con el apoyo de patrocinadores. Luego, comenzó a alternar el atletismo con el estudio. Hasta que quedó embarazada y con esperanza y amor, desde el 2012, asumió el más importante reto de su existencia: ser una madre soltera.

"Siempre he pensado que las mujeres podemos lograr todo aquello que nos propongamos. Por eso, no dudé en aceptar el reto de ser parte del primer tecnólogo SENA en Electricidad dirigido solo a nosotras", afirma la aprendiz, quien antes había estudiado, por fuera de la Entidad, un técnico en Contabilidad y Finanzas y una Tecnología en Sistemas de la Información.

 Son las ocho de la noche en el Complejo Salomia de Cali. Mientras los últimos aprendices dejan la sede, tras la jornada de formación, Diana Marcela le da la última vuelta a la pista atlética donde entrena a diario. "La verdad, soy muy apasionada y no tengo límites", expresa sudorosa. Media hora más tarde partirá hacia su casa para verse con Juan Diego y descansar un poco.

Desde hace dos años, las experiencias de esta atleta, madre y mujer inspiradora están plasmadas en la cuenta de Instagram desde donde ha asumido otro importante rol en su vida: influencer (https://www.instagram.com/marce24n/).