Jeison Andrés Ospina Grisales, es una persona que desde los 5 años quedó sordociego, impidiéndole crecer con las condiciones normales para el desarrollo de los niños, sin embargo, esto le permitió ver el mundo de una manera diferente, creando sus propias oportunidades que le demuestran a la humanidad que no hay cuerpos impedidos sino mentes incapaces.

A sus 33 años, Jeison es un ejemplo de vida para la sociedad, pese a que ve el mundo de una manera distinta y se comunica por medio de lenguaje de señas, tiene en su currículo una tecnología ya culminada en una institución educativa de la ciudad y con la Técnica de Atención Integral a la Primera Infancia en el Centro de Servicios de Salud de la Regional Antioquia.

Sor María Grisales, la madre de Jeison lo describe como: "Es una persona totalmente normal, dentro de la casa tiene responsabilidades como barrer, trapear y todo lo cumple a cabalidad. A él lo único que le hace falta son los ojos y el oído, porque de resto se desenvuelve con normalidad".  

Además, es una persona que está pendiente de las fechas especiales, como los cumpleaños de los amigos y familiares; cotidianamente juega con sus mascotas Lulú y Ágatha y permanentemente quiere aprender temas nuevos que aporten a su vida" agregó Sor María Grisales- madre de Jeison.

Su proceso de formación en la Técnica de Atención Integral a la Primera Infancia, la llevó a cabo en compañía de su madre, quien asistía con él en las clases y a su vez servía como interprete para realizar su proceso más ágil y familiar.

Jeison quiere retribuir su formación con la ayuda a niños y niñas que padezcan la misma discapacidad, aquellas personas que se comunican y ven el universo de una manera distinta, sin embargo, demostrándole al mundo que las personas sordociegas tienen miles de oportunidades para desarrollarse, crecer y contribuir con el bienestar de otras personas.