Desde el 2019 Acerías Paz del Río le solicitó al SENA adelantar un proceso de capacitación con los pequeños productores de las zonas donde opera, Cundinamarca y Boyacá, con el propósito de innovar y cambiar las prácticas tradicionales de las personas que habitan allí. "Nuestro ideal es que ellos adopten un conocimiento que les garantice una producción más sostenible y ajustada a las normatividades existentes, particularmente en temas relacionados con la calidad de la leche y el bienestar animal", mencionó Diego García Barrera, coordinador de proyectos de la Fundación Social Acerías Paz del Río.
Por más de 13 años la comunidad de este sector se vio afectada por la explotación minera, por eso Acerías decidió, a través de sus campañas de acción social, apoyar a la comunidad, capacitándola a través del SENA. Ubalá es uno de los municipios impactados con esta formación, inicialmente se capacitó a 15 ganaderos de la vereda el Santuario y luego a 51 pequeños productores de la vereda Las Mercedes.
"En Ubalá el programa SENA Emprende Rural está realizando acompañamiento técnico y de emprendimiento, si hay productores que deseen organizar su negocio, fortalecemos la unidad productiva para que puedan continuar el proceso con Fondo Emprender", afirmó Luz Nery Fonseca, instructora SER del Centro de Biotecnología Agropecuaria.
Durante el aprendizaje los campesinos han recibido formación sobre el bienestar animal, el manejo apropiado que se les debe dar a los semovientes, lavado y secado durante el ordeño, cómo reconocer cuándo una vaca puede sufrir de mastitis, dinámicas productivas y del cuidado de los recursos naturales, en especial del agua y el suelo.
Otra de las características notorias dentro del proceso de formación ha sido el acompañamiento de los niños y jóvenes, cuando no se les cruza con sus actividades académicas, asisten a las clases del SENA con sus padres y demás familiares. "Nuestra propuesta busca que los jóvenes no se desescolaricen, sino que, primero, encuentren acceso fácil y oportuno a la educación, y segundo, que potencialicen el sector productivo rural para que no dependan de la expectativa económica que les produce la mina. Queremos que la comunidad de la zona emprenda y hagan de sus negocios algo sostenible y sustentable", agregó Diego.
"Mi sueño es seguir capacitándome y con el tiempo organizar una microempresa ya sea familiar o con la comunidad. Mi invitación es que pongamos en práctica todos los conocimientos adquiridos y les enseñemos a todos los que habitan a nuestro alrededor para que juntos podamos generar ingresos suficientes y justos", mencionó Adriana León Linares, aprendiz SER.