Gracias a una alianza entre el SENA, el Apostolado de la Parroquia Santa Laura Montoya y la Pastoral Social de Barranquilla, 14 mujeres privadas de la libertad en Atlántico recibieron formación a nivel técnico y se certificaron gracias a su esfuerzo por culminar lo que hoy se convierte en una opción más para construir su proyecto de vida.

Un caluroso viernes de enero del 2014, Soledad* fue privada de su libertad. De cabello ondulado, tez trigueña y madre de un hijo de 11 años en ese momento, llegó a ocupar una de las celdas del pabellón 1 del Centro de Rehabilitación Femenino El Buen Pastor de Barranquilla.

"Fue súper duro porque yo nunca había estado en una situación como esta, tenía miedo, pero ya no podía hacer más, aún no sé cuánto me queda, pero espero poder salir pronto", dijo Soledad, quien fue capturada por concierto para delinquir.

Por su parte, Lilia* asegura que aprendió una mala lección. "Una amiga me pidió el favor de llevar droga a una penitenciaría, me negué pero después me convenció e incluso fue conmigo, pero me traicionó y le dijo a un guardia que yo llevaba eso. No gané nada y si perdí mucho", expresó Lilia, a quien hace poco le otorgaron la detención domiciliaria.

Ambas hacen parte del primer grupo de 14 mujeres que fueron formadas y certificadas por el SENA Atlántico como técnicas en elaboración artesanal de productos en cuero. También recibieron cursos de formación en elaboración de bolsos, corte de materiales en cuero y elaboración de monederos y cinturones.

"El SENA llegó a colaborarme, me abrió puertas, fue un gran beneficio porque aprendí algo para la vida y, a la vez, me estaba ayudando a rebajar la pena", manifestó Lilia quien hoy, desde su hogar, elabora bolsos en cuero personalizados que comercializa bajo pedido.

"Estar en este encierro es difícil, pero uno empieza a estudiar y piensa que lo está haciendo por sí mismo, por nuestras familias. Incluso había rencillas entre nosotras y con el SENA nos dimos cuenta que podíamos trabajar en grupo a pesar de esos problemas", añadió Soledad quien desea emprender en el área de marroquinería y generar empleo para mujeres vulnerables.

Jacqueline Rojas Solano, directora del SENA Regional Atlántico, expresó su satisfacción al culminar el proceso con el grupo. "A través de esta carrera técnica y capacitaciones en ética, salud ocupacional, inglés y emprendimiento, brindamos herramientas reales para la resocialización, para que estas mujeres sean productivas", afirmó Rojas.

Los productos son comercializados por los familiares de las internas, llevados a ferias o mediante fundaciones sociales y católicas que realizan voluntariado en el Buen Pastor.

"La mayoría de ellas no han tenido oportunidades, son maltratadas y de escasos recursos, por eso estas capacitaciones las ayudan a salir adelante. Son 145 internas que se resocializan y un 95% de ellas, con el apoyo del SENA", indicó Ofelia Díaz Pedroza, directora del Centro de Rehabilitación Femenino El Buen Pastor de Barranquilla. 

En 2018 el SENA en Atlántico formó a más de 1.200 reclusos de centros carcelarios del departamento en programas como: confecciones, calzado, panadería, artesanías, emprendimiento innovador, instalaciones eléctricas domiciliarias, mantenimiento de computadores, salud ocupacional, cocina, entre otros.

*Nombres cambiados a petición de las entrevistadas.