A sus 23 años, Santiago de Jesús Pérez Vásquez confía en un porvenir mejor, cree que el fin del conflicto le traerá prosperidad, sueña con seguir cultivando la tierra, vivir del café y no tener que buscar futuro en la ciudad como lo han hecho tantos. Hoy ese anhelo está más cerca de ser realidad por la certificación que acaba de recibir gracias a la Escuela de Café: Italia y Colombia por la Paz.
Al igual que Santiago, otros 161 jóvenes de Antioquia hicieron parte del proceso de formación que se dio mediante el convenio firmado entre el SENA y el Instituto Ítalo-Latino Americano (IILA), organización conformada por 20 países de América Latina (incluyendo a Colombia) e Italia, que apoya la cooperación internacional entre la nación europea y los estados de nuestro continente.
IILA gestionó recursos por cerca de 250 mil euros (cerca de 800 millones de pesos), invertidos en capacitación en buenas prácticas en la cadena de transformación del café, dirigido a la población de municipios que históricamente han sido golpeadas por la violencia en el departamento antioqueño.
"Hace cerca de un año firmamos un convenio y logramos los recursos del gobierno italiano. Con el SENA decidimos trabajar en tema de café para que los jóvenes se queden en el campo; trajimos tres expertos que hicieron una transferencia tecnológica a los instructores para que ellos formen a los aprendices", contó la representante de IILA y coordinadora del proyecto Escuela de Café: Italia y Colombia por la Paz, Naomi Constantini.
Diez instructores de Antioquia recibieron la formación por parte de los expertos, dos italianos y un hondureño, los centros de formación involucrados en el proceso fueron el Centro de los Recursos Naturales Renovables, La Salada, Centro de la Innovación la Agroindustria y la Aviación y el Complejo Tecnológico Turístico y Agroindustrial del Occidente Antioqueño.
Santiago de Jesús es del municipio de Angostura, ubicado en la subregión del Norte de Antioquia; vive en una vereda llamada Pajarito Abajo y confía en que la formación y la paz son una oportunidad real.
Por eso manifiesta que "mi pueblo es zona roja, siempre ha sido peligroso por la guerrilla, el secuestro, el desplazamiento y la extorsión, pero con estos acuerdos de paz que se están negociando hoy se ve menos extorsión y esto es una posibilidad de salir adelante, ahí vamos con la lucha hacia delante gracias a Dios".
Además de Angostura, en el departamento también se trabajó con población de Ituango, Amalfi, Guarne, Marinilla, Santa Fe de Antioquia y Urrao; se priorizaron jóvenes entre 18 y 26 años categorizados como población vulnerable y afectados por la violencia. La Cooperativa de Caficultores de Antioquia y la Cooperativa de Caficultores de Salgar apoyaron al SENA en la selección de los beneficiarios.
"Es una formación que busca mejorar los proceso productivos en el café, estamos mejorando la calidad de vida de estos chicos, la idea es generar unidades productivas y asociaciones, así con oportunidades construimos la paz", contó Juan Pablo Castro, director de promoción y relaciones corporativas del SENA.
Santiago aprovechó la oportunidad que el IILA y el SENA le brindaron, ahora entiende que el café es un producto sensorial y que por lo tanto las buenas prácticas aplicadas aseguran un grano de calidad.
"Antes comprábamos café en la tienda, aprendimos a tostar y moler y ya nos tomamos nuestro propio café que lo comercializamos con las diferentes cooperativas de cafeteros", él sabe que falta mucho por aprender y por eso iniciará un programa técnico agropecuario que la Entidad dará en Angostura.
El convenio también se desarrolló en Cauca, donde se beneficiaron 117 aprendices de los municipios de Santander de Quilichao, El Tambo, Silvia, Puracé, Corinto y La Sierra. Este departamento fue escogido por su creciente cultura cafetera, mientras que en Antioquia se valoró la tradición en la producción del grano.
El SENA se encuentra en conversaciones para iniciar una segunda fase de este proyecto, porque la idea es replicar este tipo de experiencias en más municipios y departamentos, para darle mayor y mejores posibilidades a miles de jóvenes que, como Santiago de Jesús, confían en que la paz es una oportunidad.