Moisés Cleves es de Villavieja  (Huila) y desde el año 2000 ha cocinado recetas que reviven conocimientos, colores, olores y sabores del norte del departamento, como el relleno de cordero, con el que participó en el concurso Plato Típico de Cabrito que se llevó a cabo en el Desierto de La Tatacoa y fue organizado por el SENA para rescatar la comida tradicional de esta región del país.

Moisés, como cariñosamente lo llaman en Las Noches de Saturno –lugar donde se desarrolló la actividad culinaria–, presentó su famosa receta a un jurado especializado que a su vez calificaba los platos de 39 personas más, todos ellos aprendices SENA, quienes tuvieron la misión de mostrar las expresiones culturales que conforman el patrimonio gastronómico del emblemático desierto colombiano.

"Bajo el liderazgo de nuestros instructores, la comunidad académica trabaja en pro de la recuperación de la comida tradicional y ancestral, y eso lo vimos en esta ocasión en la que tuvimos a 40 cocineros innovando y sorprendiendo; pero lo más importante es que son aprendices los que  llevarán los conocimientos para aplicarlos", indicó Luis Alberto Tamayo Manrique, director regional de la Entidad, al referirse al espacio que busca la recuperación de la gastronomía opita.

El concurso Plato Típico de Cabrito fue la entrada que le dio paso al gran banquete, la certificación de 80 aprendices del Centro de la Industria, la Empresa y los Servicios, de la Regional Huila, quienes recibieron su título en Cocina Básica, Manipulación y Procesamiento de Alimentos e Higiene y Manipulación de Alimentos, formaciones que les permitirá resaltar las bondades y cualidades que tiene el desierto por medio de la gastronomía, así como ejercer profesionalmente su oficio.

EL CONCURSO

El concurso Plato Típico de Cabrito es el evento con el que el SENA fortalece su formación mediante el uso de técnicas y métodos que buscan rescatar productos autóctonos, en este caso del norte del Huila.

“Con las técnicas de preparación y cocción que aprendieron durante su formación, mejoramos la actividad gastronómica sin perder u omitir ninguno de los ingredientes ancestrales o autóctonos de la región”, comentó Fermín Beltrán Barragán, subdirector del Centro de la Industria, la Empresa y los Servicios.

Los concursantes tuvieron por escenario los laberintos, cactus y los paisajes desérticos de la vereda Cusco en el Desierto de La Tatacoa, en el municipio de Villavieja, fueron calificados teniendo en cuenta cuatro aspectos: presentación de los platos, color, aroma e innovación.

Cada concursante debió entregar dos platos al final de la prueba, los cuales eran exactamente iguales, uno para exhibición y otro destinado a los expertos evaluadores para su degustación.

Ahora, el gran reto de estos amantes de la cocina ancestral será mostrar, a los más de 5 mil visitantes que mensualmente visitan el lugar, las bondades de la cultura y gastronomía de la región, aprovechando la formación que recibieron.​