El término "tecnología aplicada" hace referencia a la implementación de herramientas en entornos reales que, en muchos casos, se crean de forma artesanal y sencilla, conforme las necesidades de quién las requiere con el objetivo de brindar soluciones en la ejecución de actividades.

Una muestra de este ejercicio tiene que ver con la labor que adelantan un grupo de piscicultores aprendices del programa SENA Emprende Rural (SER) en Cundinamarca, quienes han hecho lo propio el desarrollo de sus emprendimientos en el campo de esta región del país.  

"Puse una motobomba para llenar un tanque de 1.000 litros, le hice una flauta y la dejé tapada con arena para que funcionara como un filtro. Este dispositivo se llena en una hora y tarda otras tres en desocuparse. Con esta innovación le doy oxígeno a las mojarras, mientras ahorro energía", explica Eugenio Horta, aprendiz del programa SENA Emprende Rural.

 Gracias a la formación en Piscicultura, que hace parte de la oferta del programa SER, los aprendices ubicados en los municipios de la zona de cobertura del SENA Girardot han implementado unidades productivas bajo el modelo de asociatividad, las cuales garantizan el aprovechamiento de los materiales de formación, mayores oportunidades comerciales y el acceso a diferentes convocatorias Fondo Emprender para acceder a recursos de capital semilla.

 "A través de la formación de 'Emprendimiento en producción de especies dulciacuícolas' que se viene realizando en el municipio de Viotá (Cundinamarca) hemos logrado hacer una transición entre la acuicultura tradicional a una con mayor desarrollo tecnológico que implica mayores posibilidades para los campesinos, de tal forma que en pequeños espacios puedan producir y cubrir la demanda del consumo de pescado", señala Diego Muñoz, instructor del programa SENA Emprende Rural