A Ramiro Iván Agudelo, un antioqueño de 53 años, la adicción a las drogas lo llevó a un abismo. "Toqué fondo, lo sé; pero también sé que pude salir de ese abismo, empezar de cero, recuperar mi vida y a los que amo".
Su historia es una de la de los más de 320 mil colombianos, que según el Ministerio del Interior, presentan algún síntoma de adicción a las drogas.
Las drogas llegaron a la vida de Ramiro a los 13 años, cuando apenas comenzaba su adolescencia. "Probé la marihuana por la presión de mi grupo de amigos en el barrio Campo Amor de Medellín. Al principio era un hábito de cada ocho días, luego consumía a diario hachís, alcohol, metanfetaminas, hasta que conocí el bazuco y la cocaína. Mi vida se convirtió en un tormento", cuenta.
Su historia es una de la de los más de 320 mil colombianos, que según el Ministerio del Interior, presentan algún síntoma de adicción a las drogas.
Fue entonces cuando la adicción hizo que Ramiro, un estudiante meritorio y becado en el Colegio Marco Fidel Suarez, dejara sus estudios. Tiempo después comenzó su formación en el SENA como Operario en Máquina Fresadora y Torno, y aunque continuaba consumiendo, logró graduarse.
Sin embargo, trabajar y recibir un salario lo motivaron a comprar y consumir cada vez más sustancias sicoactivas. Absorto totalmente en el vicio, Ramiro se inició como jíbaro.
Su paso por las bandas dedicadas al tráfico y la distribución le dejaron varias amenazas de muerte, y finalmente lo llevó la cárcel por porte, expendio y consumo de sustancias psicoactivas. Sólo cuando vio a la muerte de frente, cuando llegó al fondo del abismo decidió rehabilitarse.
Un mes después obtuvo el perdón judicial. El día que recobró su libertad, Ramiro decidió decirle Sí a la vida, y un No definitivo a sus adicciones. "Finalmente acepté la ayuda que me ofreció mi familia, especialmente mi hermana mayor con quien vivo en la actualidad. Empecé mi proceso de desintoxicación y resocialización, y hoy, gracias a Dios y a mis seres queridos, ya completo 21 años sin probar ningún tipo de droga".
Ramiro obtuvo su título como profesional en Desarrollo Familiar de la Universidad Luis Amigó. Ya recuperado, decidió convertirse en un multiplicador de su experiencia, y trabajó como docente en la Universidad Lasallista y Luis Amigó, donde creó la 'Comunidad Creciendo' para el tratamiento de adicciones.
Hace diez años regresó al SENA, esta vez como instructor en Prevención en Farmacodependencia en el Centro de Servicios de Salud, de la Regional Antioquia, donde encontró su segundo hogar, pues, según él, la Entidad le ha permitido salvar la vida de adictos en todos los rincones de Colombia.
"He acompañado a todo tipo de adictos desde empresarios, políticos, sacerdotes, amas de casa, hasta sicarios, guerrilleros, entre otros. Todos ellos de una u otra forma han llegado a mí para ser escuchados y buscar una salida a tiempo del infierno de las drogas".
El SENA le ha permitido a Ramiro convertirse también en un formador de formadores, pues fue el encargado de diseñar el curso en Prevención en Farmacodependencia en Ambientes Laborales, con el que hoy miles de empresas del país pueden cumplir con la Resolución 2646 de 2008, que les exige contar con personal capacitado en la prevención de consumo de sustancias psicoactivas.
Ramiro ha formado cerca de 700 personas como terapeutas y facilitadores de prevención en farmacodependencia, incluso ha apoyado la creación de redes de terapeutas en el Caribe y próximamente en Villavicencio.
"He acompañado a todo tipo de adictos desde empresarios, políticos, sacerdotes, amas de casa, hasta sicarios, guerrilleros, entre otros".
Su trabajo le ha permitido obtener la acreditación de la Federación Mundial de Comunidades Terapéuticas (WFTC, por sus siglas en inglés), logro que Ramiro alcanzó gracias a la acumulación de evidencias y muchas horas de formación, un mérito para un país como Colombia, donde según Ramiro, hay un retraso de casi 40 años en el modelo de tratamiento para adicciones.
Daniel Rey, uno de sus alumnos rehabilitados que ahora se convirtió en terapeuta, se siente orgulloso de este instructor: "Él con su transparencia es un libro abierto para todos; no esconde su pasado, al contrario hace de su vida un espejo para que muchos jóvenes no caigamos en las adicciones. Es un gran líder que ha logrado dignificar nuestro oficio de inculcar la prevención de adicciones en el país".
Según el Observatorio de Drogas de Colombia y el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Sicoactivas, en 2013 se destacó el aumento en el uso de marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis y heroína, por lo que el uso de estas pasó de 2,6 por ciento en 2.009 a 3,6 por ciento en 2.013. Del total de consumidores del último año, el 87 por ciento consume marihuana.