Santiago González, aprendiz del SENA, obtuvo recientemente el primer lugar del Concurso Regional de Cuento Escrito. Reproducimos la historia de ficción, trasladada al mundo real, con la cual se llevó el galardón.

Había una vez una villa llamada Cholestein, un punto estratégico para la industria y el comercio, un lugar con numerosas riquezas. Pero no todos sus habitantes tenían derecho a beneficiarse de estos patrimonios, todas estas ventajas estaban siendo manipuladas a voluntad del gobernador Tomy El Mango, quién ejercía poder absoluto sobre la soberanía de la villa.

Oliverio Fresa, el único hijo de Tomy El Mango, era un joven que no le faltaba nada en su vida, todo lo tenía sin importar lo innecesario que pareciera. Él ignoraba los problemas de desigualdad de Cholestein.

Un día cualquiera Oliverio se hallaba en la biblioteca de su casa y encontró un atractivo libro, un interesante escrito que relataba como una localidad llamada SENA, había alcanzado innumerables riquezas y tesoros a través de un instrumento legendario al cual denominaban: la zarigüeya de cuarzo, que otorgaba a su poseedor el conocimiento absoluto del pasado, del futuro, del bien y el mal.

 

“Había una vez una villa llamada Cholestein, un punto estratégico para la industria y el comercio, un lugar con numerosas riquezas”.​

Por causa de la desigualdad y el descontento reinante en Cholestein, un grupo de revolucionarios decidió conformar una agrupación denominada las Fuerzas Opositoras Cholesterianas-Fochos, este grupo insurgente buscaba a toda costa derrocar el gobierno y darle libertad al pueblo a través de la violencia.

Un día Oliverio Fresa fue detenido por los Fochos y lo trasladaron a la parte más miserable y marginada de la ciudad. Allí lo arrojaron a un calabozo sin darle explicación alguna, su celda la compartiría con un personaje llamado Obdulio Cebolla.

Pedro Vallejo Cebollón, líder de los Fochos divulgaba por medios televisivos sus exigencias para cambiar el poder político, amenazando con atentar en contra del hijo del gobernador en caso de no ser acatadas sus demandas.

Oliverio estaba confundido, sintió que quizá sus captores querían averiguar acerca de la zarigüeya del cuarzo, pero nadie le mencionaba nada al respecto. Lo cierto es que la única razón del secuestro era presionar la renuncia de Tomy El Mango, quien una vez se enteró del secuestro de su hijo ordeno un rescate militar inmediato.

El compañero de celda de Oliverio, el señor Cebolla era un desertor de los Fochos, de él conoció historias de desigualdad, sufrimiento y corrupción; entonces entendió que las cosas no estaban bien, que Cholestein no iba por buen camino y que su vida había sido inútil, siempre encerrado en una caja de cristal de la que nunca se le permitió salir.

Oliverio le contó a Obdulio la leyenda de esa localidad llamada SENA y del instrumento legendario, ambos tuvieron fe en la historia y entendieron que la vía para el cambio no era la violencia de los Fochos ni el autoritarismo de Mango.

Las tropas del gobernador Mango lideradas por la comandante Vilma Lechuga, lograron ubicar el paradero de Oliverio Fresa. La orden inmediata del gobernador fue atacar, Vilma trató de persuadirlo porque su hijo podría correr peligro, el primer mandatario dijo que era un tema de seguridad nacional,  mantuvo su posición y decidió tomar el riesgo.

En el fragor de la batalla todos estaban distraídos tratando de defenderse, entonces Oliverio Fresa y Obdulio Cebolla lograron escapar de su lugar de presidio. Juntos decidieron ir en busca del SENA, traer la zarigüeya de cuarzo y generar el cambio de Cholestein a través del conocimiento.

Viajaron tres días en los que  cruzaron misteriosos y peligrosos caminos, hasta que llegaron a su destino. El SENA resultó ser una ciudadela impresionante, con cientos de años de avances tecnológicos que dejaban a Cholestein por el suelo. Allí todos los individuos eran felices. En el centro de este lugar llamaba la atención una inscripción monumental: ‘Bienvenidos al SENA el lugar de las oportunidades’.

“Juntos decidieron ir en busca del SENA, traer la zarigüeya de cuarzo y generar el cambio de Cholestein a través del conocimiento”.

​Oliverio Fresa y Obdulio Cebolla se dirigieron a la casa de quien gobernaba esta espléndida villa; se trataba de Luis Marañón, un viejo sabio al que le preguntaron por la zarigüeya de cuarzo, este les  dijo que eso solo era un mito, un símbolo, que sus riquezas las obtuvieron con educación, trabajo duro, esfuerzo y dedicación.

La decepción de los viajeros no puedo ser mayor, todas sus esperanzas estaban perdidas. Marañón los consoló, les dijo que Cholestein también podría ser un buen territorio, solo tenían que replicar lo que habían visto en el SENA.

El anciano mandó a llamar a los mejores sabios de su ciudad, los envió junto con Fresa y Cebolla. Ellos serían los encargados de iniciar la transformación de Cholestein. Al llegar, el enfrentamiento había acabado, todo estaba como lo recordaban.

Cebolla le presentó los sabios al líder de los Fochos, a Pedro Vallejo Cebollón, y lo invitó a apostar por la transformación. Fresa hizo lo mismo con su papá. Lo habían logrado y en Cholestein comenzó la historia de una villa que se dio cuenta que aprovechando sus fortalezas podrían convertirse en un mejor lugar.