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    Padre e hijo, compañeros de formación y de emprendimiento

    Neiva (Huila)
    martes, 28 de abril de 2015
    Padre e hijo, ambos técnicos en Agroindustria Alimentaria del SENA, trabajan en la consolidación de su empresa que recibió recursos de capital semilla de Fondo Emprender.
    Padre e hijo, compañeros de formación y de emprendimiento
    ​El Embajador es una de las 447 iniciativas que desde 2002, cuando apareció en el escenario nacional Fondo Emprender, se han fortalecido empresarialmente en el departamento de Huila.

    Luego de trabajar en el negocio de los bizcochos de achira, durante nueve años, un padre y su hijo crearon la primera empresa huilense que fabrica pan de yucas tostados.
     
    Ramón y Cristian Monje, técnicos en Agroindustria Alimentaria, los dos egresados del SENA, fundaron Bizcochos El Embajador y lanzaron su producto estrella el año pasado con el apoyo del Fondo Emprender​, fuente de financiación que les ayudó a realizar su sueño: crear una unidad productiva que conservara los más altos estándares de calidad e innovación.

    El proyecto recibió 110 millones de pesos, con los cuales estos emprendedores adquirieron equipos e insumos y solventaron sus gastos de funcionamiento. “Gracias a estos recursos nos consolidamos como una empresa que ahora tiene proyección para sacar dos toneladas de bizcochos mensuales, con destino a Miami”, explicó Ramón, gerente y creador de la idea.

    En la actualidad, venden 15 millones de pesos al mes, es decir cerca de dos toneladas y media en productos hechos a base de maíz, yuca y achira.

     

     “Oí a una amiga que estaba en el SENA, estudiando Agroindustria Alimentaria. Ella nos entusiasmó y nosotros quisimos seguir su ejemplo”.

     

    El objetivo de los socios, cuyos productos están presentes en más de 1.400 tiendas de Neiva y decenas de locales comerciales en Garzón (Huila), Medellín (Antioquia), Ibagué (Tolima) y Florencia (Caquetá), es alcanzar en el corto plazo una producción mensual de diez toneladas y continuar despachando pedidos a Canadá y Estados Unidos, donde solicitan el producto durante todo el año, aunque las fechas de mayor venta son enero, Semana Santa y San Pedro.

    “Casos como esta confirman que hemos creado una cultura del emprendimiento. Con esta nueva generación de jóvenes emprendedores y nacientes empresarios, garantizaremos el futuro de la región”, consideró el director regional del SENA en Huila, Luis Alberto Tamayo.

     

    LA HISTORIA


    Buscando nuevos rumbos y una mejor calidad de vida, padre e hijo se animaron a montar su propia empresa, inicialmente de una forma artesanal y con grandes vacíos en términos de inocuidad y salubridad. Así lo hicieron durante seis años, hasta que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) cerró el negocio, porque no tenía el registro sanitario.

    “Fue en ese momento cuando oí a una amiga que estaba en el SENA, estudiando Agroindustria Alimentaria. Ella nos entusiasmó y nosotros quisimos seguir su ejemplo”, recordó Monje papá.

    Desde un principio, Ramón y Cristian se propusieron trabajar en la industrialización de sus productos, guiados por la calidad y la innovación que observaban en otros alimentos. Sabían que la competencia con las demás fábricas de bizcochos de achira era ‘dura’ y, por lo tanto, no sería fácil lograr un lugar en el mercado.

    Entonces, optaron por esforzarse y alcanzar la certificación en todas las normas requeridas para este tipo de productos. Empezaron a aplicar lo aprendido durante su proceso de formación: manejo del agua, materias primas, limpieza y desinfección, sin olvidar la instrucción de personal.

    Cristian, el hijo mayor de Ramón, quien a sus 26 años de edad se desempeña como coordinador de calidad en El Embajador, afirmó que éste ha sido un proceso muy dispendioso, aunque gratificante, más cuando entre sus pensamientos no estaba el llegar a ese nivel de industrialización.

    Con su empresa, que apenas comenzaba a visibilizarse, Ramón sabía que había llegado la hora de pasar de las tiendas de barrio al mercado regional; por ello salió de la casa en el barrio Las Mercedes de la capital huilense, donde instaló su bizcochería con un horno hechizo y otro fijo –de ocho latas– y se trasladó a un lote de 366 metros cuadrados.

     

    “Trabajamos para sacar adelante el proyecto; fue extenuante, pero lo logramos con la mezcla del conocimiento que tenía mi hijo, mi experiencia en producción y la asesoría del SENA”.​

     

    No pasó mucho tiempo antes de enterarse de la existencia de Fondo Emprender y los beneficios que podía conseguir de él.

    “Trabajamos día y noche para sacar adelante el proyecto; fue extenuante, pero lo logramos con la mezcla del conocimiento que tenía mi hijo, mi experiencia en producción y la asesoría del SENA”, relató el hombre de 50 años de edad.

    Fue así como Ramón y Cristian se dedicaron a trabajar el bizcocho de maíz y achira hasta el momento en que descubrieron las propiedades del pan de yuca y decidieron experimentar.

    “La innovación del ‘yuki queso’ (pan de yuca tostado) consistió en que le agregamos ingredientes nutricionales: ajonjolí, avena en hojuelas y salvado de trigo; los tres muy buenos para la salud”, puntualizó Cristian.

    El producto es uno de los que le ha permitido a El Embajador sellar importantes transacciones, lo que se traduce en un paso fundamental para su desarrollo empresarial, marcado por la unión familiar, la innovación, las grandes expectativas, el emprendimiento, el deseo de superación y las ganas de hacerlo bien.

    MMH/agf
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