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    “El sabor dulce de la paz lo conocí en el SENA”

    Quebradanegra (Cundinamarca)
    martes, 09 de junio de 2015
    Hoy hace cuatro años nació La Ley de Víctimas. Esta es la historia de una colombiana que, luego de ser damnificada del conflicto, encontró en la entidad la manera de salir adelante.
    “El sabor dulce de la paz lo conocí en el SENA”
    Con el aprendizaje en repostería, Bernarda Isaza (izquierda), y 42 aprendices más, elaboran gran variedad de postres como leche asada, mousse, arroz con leche y fantasía de colores (en la foto).
    ​Bernarda del Socorro Isaza, es una mujer de 81 años de edad desplazada por la violencia que encontró en la entidad en que más confían los colombianos una oportunidad para salir adelante.

    Llegó a hace tres años huyendo de la violencia que azotaba a Barrancabermeja (Santander) y recuerda de forma vívida aquellos momentos difíciles en que tuvo que partir de la tierra que vio nacer a sus hijos: “Tengo muy presente la fecha, fue el 9 de noviembre de 2011 cuando tomamos nuestras maletas y partimos para Bogotá”, dice mientras frunce el ceño al traer a la memoria aquellas imágenes de su partida.
     
    Y es que salir de aquella zona de conflicto era salvar su vida y la de su familia, “a mi hijo lo asesinaron y mi esposo está desaparecido. Nosotros no tuvimos otra alternativa que salir de aquella región, aquí no importaba el sentimentalismo o el apego por las cosas que teníamos o los vecinos que se quedaron, la vida estaba primero”.  

    La situación de Bernarda, al igual que tantas otras familias que han tenido que desplazarse de sus zonas de origen, era incierta, llegar a una ciudad desconocida, con el corazón adolorido por la pérdida de su hijo y la incertidumbre de la desaparición de su esposo y además el reto que representaba encontrar un trabajo digno. Eran situaciones que parecían montañas, pero la esperanza prevalecía.

    “Cuando llegamos a la capital, tratamos de buscar ayuda con el distrito, tocamos las puertas del Departamento para la Prosperidad Social, pero todas las ayudas eran demoradas y no suficientes para todos nuestros gastos de arriendo y alimentación que eran inmediatos”, señala.

    Adaptarse a la ciudad no fue fácil, pero la esperanza de que apareciera algo mejor persistía; efectivamente, las cosas tomaron un rumbo diferente cuando el esposo de su hija decidió comprar un terreno en la vereda Santa Bárbara del municipio de Quebradanegra.

    Allí llegaron en 2012; había un entorno diferente al que un año atrás habían dejado en Barrancabermeja y al de su paso de un año por la ciudad capital.

    “Cuando mi hija y yo nos enteramos a través de la Alcaldía que el SENA abriría cursos de Repostería y que la asociación podía acceder, sin dudarlo le dije que sí, que yo quería aprovecharlo”​​​​

    El deseo de superación, de aprender cosas nuevas e integrase con el vecindario llevaron a su hija a indagar sobre posibles actividades formativas de la zona y fue así como encontró a la Asociación de Mujeres Emprendedoras y Productivas de Quebradanegra, conformada por madres cabeza de familia, desplazadas y adultos mayores. Bernarda y su hija fueron aceptadas en la asociación y junto con las demás miembros, comenzaron formarse en el SENA en cursos complementarios, desde comienzos de este año. 

    “Cuando mi hija y yo nos enteramos a través de la Alcaldía que el SENA abriría cursos de Repostería y que la asociación podía acceder, sin dudarlo le dije que sí, que yo quería aprovecharlo. A mí siempre me ha gustado todo lo que tenga que ver con dulces y postres por eso tomamos la decisión de inscribimos”.

    Fue así como Bernarda empezó a formarse en repostería junto a 42 emprendedoras más de la región, a pesar que existía algo de temor: “volver a clases después de tantos años ha sido algo muy  extraño para mí, pero ha valido la pena, he aprendido a preparar muchas cosas como por ejemplo, pudines, arroz con leche saborizado, tortas de leche, de almojábanas, es como un  sabor dulce de paz que conocí aquí”.

    La Asociación de Mujeres ven en Bernarda un ejemplo a seguir, su disciplina y entrega les motiva a continuar con la meta de salir adelante.

    “La queremos mucho, ella es como la mamá de todas, es una mujer muy dinámica, está pendiente de todo y además tiene una memoria prodigiosa; sin duda es un ejemplo a seguir”, señaló Nerly Aldana Triana, presidenta de la asociación.

    El aprendizaje de esta mujer de 81 años se vio recompensado; la Alcaldía municipal al ver su entusiasmo, entrega  y dedicación, decidió contratar sus servicios para la elaboración de 400 postres que se convirtieron en un regalo que la administración local hizo a las madres el 31 de mayo en el parque principal del municipio.

    Para Claudia Suárez, instructora del programa Pastelería y Postres, “este grupo de mujeres es ejemplar en su aprendizaje y Bernarda sobresale por el interés que manifiesta hacia el curso, siempre está atenta a participar y ejecutar el paso a paso de las recetas, es un referente para todas”.  

    A partir de la primera semana de junio, Bernarda inició su segundo ciclo de formación, esta vez en Panadería y la alcaldía se comprometió a donar varios equipos con el objetivo fortalecer la creación de una unidad productiva que tendrá todo el acompañamiento integral de la entidad. 

    “La historia de Bernarda enmarca bien este tipo de población víctima que se ha desplazado desde otros lugares del país y que en el SENA, encuentran todas las oportunidades para seguir construyendo un nuevo proyecto de vida”, manifestó el director de la Regional Cundinamarca, Gustavo Adolfo Araque. 

    El SENA, a través de su estrategia de formación y emprendimiento, se convierte en un apoyo del Gobierno Nacional para contribuir a mejorar la calidad de vida de población víctima a nivel nacional.

    La Ley 1448 de 2011 –conocida como la Ley de Víctimas– hoy cumple cuatro años. En el departamento de Cundinamarca el SENA ha formado 18.666 personas y gestionado la creación de 804 unidades productivas de población víctima. ​

    JRG/agf
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