Con la luz de la luna y en medio del silencio de la noche, Yeimy Robayo se dirige todos los días a la fábrica de empanadas donde trabaja de 1:00 a 4:30 a.m; al llegar, se coloca su gorro, la bata y los guantes para disponerse a armar los envueltos de carne y  pollo que moldea con sus manos, hasta llevarlos al sartén y dejarlos listos para entregar en diferentes puntos de la ciudad.​

Después de cumplir con su labor, en la fábrica de su hermano, se cambia de ropa y toma su bolso cargado de cuadernos, para dirigirse al Centro Metalmecánico de la Regional Distrito Capital, donde inicia clases a las 6:00 a.m. en la carrera Diseño de Elementos Mecánicos para su Fabricación con Máquinas y Herramientas CNC (Control Numérico Computarizado), pues desde que estaba en el colegio siempre le gustó este tipo de trabajos, usualmente desempeñados por varones.

“Ha sido un poco difícil incursionar en este campo que es para hombres, pero para mí no ha sido ningún impedimento, ya que he aprendido de mecánica industrial y torno convencional como cualquiera de ellos. Escogí el SENA porque me brinda conocimiento de calidad y tiene las herramientas  tecnológicas para hacerlo”, dijo la aprendiz que adelanta tercer trimestre.

La tecnología a la que se refiere Yeimy es, en este caso, la maquinaria que recién adquirió el Centro para formar a 1.400 aprendices al año, como parte de la Modernización y adecuación de tres ambientes de formación de CNC, dotados con  72 equipos entre fresadoras y tornos convencionales, avaluadas por 1.900 millones de pesos.

Estas máquinas además están dispuestas para las habilidades de torno y fresa en las competencias regionales de WorldSkills, que es la primera fase del torneo mundial de habilidades técnicas y tecnológicas.

Además, “recientemente el centro inauguró el Laboratorio de Automatización, Robótica y Mecatrónica. Este espacio, que tuvo una inversión de 2.600 millones de pesos, fue certificado el año pasado por la multinacional alemana Festo como un ambiente de formación global en el área de automatización, lo que permite que aprendices e instructores se certifiquen internacionalmente en 52 países”, indicó el subdirector del Centro Metalmecánico, Jairo Iván Marín.

La joven de 18 años, con mejillas rosadas y sonrisa disimulada, llegó a Bogotá proveniente de Turmequé (Boyacá) con el sueño de estudiar; es la única de cuatro hermanos que ha logrado tener nivel profesional. Y no solo logró iniciar su formación sino que se ha esforzado por ser la mejor;  muestra de ello es la medalla de oro que obtuvo en WorldSkills Regional 2015.

“Ella es dedicada, muy estudiosa y tranquila, esto fue lo que la llevó a obtener la presea. En 20 años que llevo en la entidad he visto pasar muchos jóvenes por los ambientes; pocos de ellos son mujeres porque es un  campo machista y Yeimy ha sido la primera mujer en ganar una medalla de este tipo. Fue muy hábil en utilizar la tecnología de punta recientemente adquirida y que se estrenó en estas competencias”, indicó su preparador,  el instructor Gustavo Castilblanco.

Su forma de ser es una herencia de sus padres y aunque los ve poco, por la distancia, no olvida sus raíces. El cambio del campo a la ciudad es otro reto para ella, pues dice que no le ha sido fácil adaptarse, pues el olor de la naturaleza y el sonido de las aves es lo que más extraña. Con voz suave y una actitud de sencillez expresa su felicidad por avanzar en el camino que escogió.

“Esto me gusta mucho y estoy aprovechando las herramientas que me da el SENA para seguir construyendo mi futuro. Tal vez la madrugada es un poco difícil pero con esfuerzo es que se consiguen las cosas. Solo los domingos duermo como una persona normal”, dice Yeimy con voz bajita, dejando escapar una sonrisa ligera en sus labios.

Milton Robayo, hermano mayor de Yeimy y su jefe, admira sus habilidades y el esfuerzo que hace cada día por salir adelante. Él, con una personalidad parecida a la de la joven, deja notar disimuladamente su alegría por tener una hermana que “saca la cara por la familia”, como asegura.​