Luego de formarse como actor, Antonio Santana a sus casi 35 años decidió estudiar Escritura para Productos Audiovisuales, encontrando en el SENA la institución ideal para realizar sus sueños.
“Siempre he tenido inclinación por la parte artística; vi la plataforma del SENA y me pareció muy buena opción para empezar a capacitarme. Entré en 2013, entonces fue cuando pensé que para el tema de las letras tal vez estaba un poco mayor, pero esa es una de las cosas más bonitas de la Entidad, que saben que nunca es tarde para aprender”, señaló Antonio, consciente de que las primaveras habían pasado cuando decidió tomar su formación tecnológica, pero que, a pesar de que el tiempo pase sin parar, el cerebro se mantiene jovial.
Durante sus años como aprendiz del SENA no solo se dedicó a llenarse de conocimientos, sino que la picardía y las ganas de aprender haciendo –como había visto que se hacía en sus épocas de las tablas– lo llevaron a involucrarse en proyectos que cada vez más desarrollaron su capacidad e intelecto en el campo audiovisual.
Desde su visión, considera que los aprendices en estas áreas deben ser más reactivos en la educación. “Los tecnólogos en escritura para productos audiovisuales no debemos quedarnos solo escribiendo; yo, por ejemplo, permanentemente me estoy moviendo y he estado en cualquier cantidad de circuitos que frecuentan las personas de medio”, indicó.
Luego de una visita a un ancianato se le ocurrió escribir el proyecto que se exhibirá en el festival de cortometrajes Las Luces de París, que tendrá lugar el próximo julio.
Y fue así como nació su proyecto. Luego de una visita a un ancianato se le ocurrió escribir el que sería uno de los 240 proyectos escogidos a nivel mundial para exhibirse en el festival de cortometrajes Las Luces de París, que tendrá lugar el próximo julio en San Petesburgo (Rusia).
“Me puse a pensar ¿qué hace uno todo el día en un lugar como un asilo?; a pesar de que se ve que tratan a los adultos mayores bien, siempre está la duda. ¿Qué hacen en lo que les queda de vida?, ¿qué los hace aferrarse para seguir viviendo?; así fue como particularmente nació ni historia”, dijo el escritor.
Para el Rodaje de ‘La visita’ (nombre que encierra lo que Santana describe como la experiencia en el ancianato) se necesitaron cuatro días, garra, corazón, persistencia y el apoyo que el SENA le brindó, que incluyó la creación de una plataforma para hacer cine.
“Este cortometraje se da gracias al SENA y al Festival Smart Film. El objetivo es hacer cine con dispositivos móviles, lo que permite reducir costos en el tema de equipos. Nos reunimos con un grupo de personas, hice de todo y a partir de eso creamos el producto; luego hicimos una versión extendida del corto”, señaló Antonio orgulloso del proyecto que llegará a los Montes Urales
El producto, dirigido y escrito por él, encarna el olvido y las sensaciones que viven las personas mayores en los lugares de reposo. Blanca, la protagonista, recibe periódicamente la visita de alguien que se interesa por ella, pero cuando esta última deja de aparecer, la abuela comienza a ver quién es en realidad la persona que frecuentaba sus aposentos.
“Yo siempre les digo a los muchachos del SENA que exploten sus ideas, las plasmen en papel, las trabajen, las pulan y con su equipo hagan material estos proyectos. Las nuevas tecnologías permiten ahora hacer cine con cosas que están a la mano de los aprendices”, advirtió el director sabiendo que es ejemplo para un sinfín de jóvenes que ven a la economía naranja como una forma de ganarse la vida.
Antonio Santana seguirá pensando en sus proyectos; pronto estará en Cartagena (Bolívar), donde buscará materializar una nueva idea.