Pablo y Jenny, ambos con 27 años de edad, se conocieron hace pocos días cuando fueron invitados por la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) a participar del proyecto ‘Camino de Santiago, 820 kilómetros de reconciliación’.
Ambos son excombatientes, y junto a una víctima del conflicto armado colombiano inician hoy la ruta de peregrinaje que invita a la reconciliación.
Pablo Enrique Ramos Moya es aprendiz de la Tecnología en Gobierno Local del Complejo Tecnológico Agroindustrial, Pecuario y Turístico –ubicado en el Urabá antioqueño–, y desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC); su reclutamiento se dio cuando aún era menor de edad.
Igual que Jenny Paola Borda Ordoñez, quien solo tenía 11 años cuando ingresó a la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Allí solo estuvo dos años, los suficientes, dice ella, para darse cuenta que no valía la pena ser parte de este grupo al margen de la ley.
Durante un mes recorrerán la ruta de peregrinaje comprendida entre San Jame de Pied de Port (Francia) y Santiago de Compostela (España).
Un día decidió tocar las puertas del SENA y formarse como tecnóloga en Administración de Empresas Agropecuarias, en la Dorada (Caldas); luego de este proceso inició su idea de negocio de producción de heno, con la que ya genera seis empleos directos.
Ahora recorren juntos, durante un mes, el trayecto comprendido entre San Jame de Pied de Port (Francia) y Santiago de Compostela (España). Esta es una de las rutas de peregrinaje más importantes de Europa, conocida como Camino de Santiago, por el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago el Mayor durante el siglo IX.
"Al realizar el camino de la peregrinación con una víctima y otro excombatiente demostramos que más allá de las diferencias que algún día nos distanciaron; hoy reconocemos que juntos, trabajando de la mano, podemos lograr el cambio que el país necesita", dijo Jenny.
Son 820 kilómetros en los que estos tres actores del conflicto armado colombiano demostrarán que a través de la reconciliación es posible llegar a la Paz.
"Esta es una iniciativa muy bonita, conjuga lo simbólico de la caminata, con la reflexión que queremos enviar al mundo acerca de que efectivamente nos podemos reconciliar, que puede haber diferencias muy grandes pero que se pueden zanjar", indicó Marcial Bejarano Allín, coordinadora de la Agencia Colombiana para la Reintegración en Urabá.
Liderazgo, ganas de salir adelante, proceso académico y aptitud física fueron algunas de las características que permitieron elegir a Pablo y a Jenny como embajadores de la reconciliación.
La reincorporación a la vida civil ha sido más fácil para este aprendiz y esta egresada, gracias a la capacitación recibida y a la oportunidad de empleo que se les presentó. Pablo, por ejemplo, además de formarse en el SENA, trabaja como vigilante en las instalaciones desde donde la Entidad brinda formación en el municipio de Turbo (Antioquia).
"La formación que la Institución me da es excelente; mis compañeros e instructores me tratan sin ninguna discriminación. Ahora sueño con graduarme como tecnólogo en Gobierno Local. Quiero sacar adelante a mi esposa y a mis tres hijos” expresó Pablo.
Por su parte, el director del SENA en Antioquia, Juan Felipe Rendón Ochoa, aseveró que "el SENA es una entidad cien por ciento comprometida con la construcción de la paz; y es por eso que a través de la formación, el emprendimiento y el empleo contribuimos a un nuevo proyecto de vida de las víctimas y desmovilizados del conflicto”.
Los caminantes estarán acompañados por un profesional reintegrador de la ACR y periodistas de El Tiempo que irán documentando el peregrinaje.
La iniciativa es apoyada –además– por la Embajada de Suecia y España.