Jésica Bustos Caicedo, de 18 años, encontró en la artesanía el camino para continuar con su proceso de rehabilitación en el Centro Nuevo Amanecer de esta población ubicada al oriente del departamento de Cesar.

Durante el tiempo en que estuvo conociendo de este arte su mente estuvo atrapada, a tal punto que los deseos de consumir sustancias alucinógenas fueron disminuyendo y solo se agigantaba el deseo de volver a tejer su vida.

Ella es uno de los 60 pacientes de ese centro de rehabilitación que recibieron formación en dos cursos complementarios por parte del SENA entre febrero y abril: Artesanías, de una duración de 80 horas, y Cajas Decorativas, de 40.

Los pacientes aprendieron a realizar manillas, collares, cajas de regalo y tapetes.

A Jésica no se le hizo difícil cogerle el hilo a los cursos porque ya tenía nociones de cómo hacer sencillas pulseras: “Cuando entré al Centro tenía ira, no quería estar aquí, era la primera vez que me encerraban para recibir tratamiento, pero cuando inició el curso de Artesanías me fui interesando en él porque me encanta hacer manillas”.

La joven, que presenta un trastorno de comportamiento por el consumo de sustancias y además tiene un trastorno límite de personalidad afirma que la formación la ayudó a mantener su mente ocupada y a llenarse de conocimiento. 

“Mente ocupada” y “ser productivo”, son dos frases que también dicen otros pacientes; sienten que sus vidas han cambiado desde que ingresaron al centro de atención especializado y reciben formación del SENA. 

Guillermo Antonio Rada Escobar, de 30 años, es uno de ellos; hace cuatro meses y medio ingresó a Nuevo Amanecer y ya fue beneficiado con un permiso especial que otorga el centro a los pacientes que han demostrado buena conducta. Su buena disposición de formarse con el SENA le ayudó para volver a su casa en el municipio El Difícil (Magdalena) durante unos días.

“Gracias a Dios, al SENA y al Centro tengo la oportunidad de ser competitivo, de aprender algo productivo para el mejoramiento de nuestras vidas. Todo trabajo es difícil: lo importante es hacerlo, poner el empeño y hacer las cosas con excelencia”, dice Rada, quien confiesa que no sabía hacer manillas, tapetes o cualquier otro producto que le enseñaron durante los cursos complementarios.

La instructora de Artesanías y manualidades del SENA, Jenis Mendoza González, estuvo al frente del proceso formativo. Ella observó que los pacientes tienen gran facilidad para la creación de artesanías y –ante todo– disposición; luego de guiarlos durante los tres meses concluyó que esto les permite desarrollar sus habilidades, les ayuda en el estado de ánimo, su autoestima y darse cuenta que son productivos.

“Un colegio en Valledupar les pagó por hacer suvenires a un grupo de estudiantes que participaron en un festival de tecnología en Medellín (Antioquia). También participaron en el Festival Gastronómico del SENA, en el inicio del Festival de la Leyenda Vallenata, y vendieron algunos productos”, comentó la instructora. 

En Cesar existen cerca de 2 mil personas con enfermedades mentales. Para las autoridades la estadística tiende a aumentar.

Para ayudar a esta población, la directora del Centro Nuevo Amanecer, Hilda Bernardinelli, considera que una de las soluciones está en la formación y por eso ve con buenos ojos continuar el convenio con el SENA. 

“Siempre estaremos agradecidos con este apoyo para nosotros. Los muchachos quedaron con expectativas de trabajar y queremos darles más oferta educativa. Ahora, uno de los planes es brindarles un curso de cocina y otros más”, agregó Bernardinelli.

Este es el primer proyecto de formación que el SENA en Cesar hizo con esta población. ​