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    En la Cuenca el Ramo cultivan café orgánico y ambiental

    Zapatoca (Santander)
    sábado, 09 de diciembre de 2017
    En la vereda que lleva por nombre el río que pasa por una zona rural del municipio de Zapatoca, 15 aprendices del Programa SER (SENA Emprende Rural) consolidan un proyecto productivo, amigable con el medio ambiente.
    En la Cuenca el Ramo cultivan café orgánico y ambiental
    El año pasado el SENA Santander asesoró la creación de 433 unidades productivas y la creación de 50 empresas que favorecieron a más de 750 familias campesinas.

    A una hora en carro, desde la cabecera urbana del municipio de Zapatoca en Santander, pasando por veredas como la Cacica, Santa Rita y Palo Blanco, está El Ramo, una vereda que hace parte de un corredor ecológico en donde descansan aves nativas y migratorias en medio de frondosos bosques.

    Allí está uno de los muchos lugares a donde llega el SENA para ofrecer capacitación técnica a las familias campesinas que buscan progreso y bienestar sin salir del campo. Es el caso de 15 aprendices del Programa SENA Emprende Rural que hoy conforman la Asociación de Conservacionistas y Emprendedores Agroindustriales de la Microcuenca El Ramo, que ahora se benefician junto a sus familias.

    En lo que ha transcurrido del 2017, el SENA mediante el programa SER, ha capacitado 11.917 aprendices en zonas vulnerables y alejadas del campo en Santander, quienes han recibido formación especialmente en manejo de cultivos perennes, producción de especies menores, emprendedor en piscicultura y emprendedor en cultivos transitorios.

    “Con el apoyo del SENA creamos ASCEAMIR, una asociación que se dedica a la producción de café orgánico y galletas artesanales, mediante un proceso en el que se implementan buenas prácticas agrícolas conservando la flora y fauna endémica de nuestra región, a fin de mantener la franja ecológica en la que vivimos” expresó Milton León León, aprendiz Programa SENA Emprende Rural, asociado de ASCEAMIR. 

    Resultado de las diferentes capacitaciones que recibieron estos aprendices, entre ellas: Producción, Transformación y Comercialización de Café y Fortalecimiento Empresarial, fue posible la consolidación de una unidad productiva que inició con 20 mil plántulas de café, y se constituyó como Asociación en mayo del 2016.

    A la fecha, los cultivos de ASCEAMIR cuentan con más de 56 mil cafetales en donde cada grano de café orgánico es recolectado manualmente, a través de una dispendiosa labor de concentración y cuidado para no conservar el fruto intacto en cada cosecha que se da dos veces al año. 

    El Café ASCEAMIR es orgánico porque desde su proceso de cultivo hasta su etapa final para obtener el café de taza, implementa abonos y recursos naturales, libre de químicos. 

    Posterior a la cosecha, los frutos obtenidos inician el proceso de beneficio húmedo en el que se remueven las capas que cubren las semillas y que representan cerca del 60% del peso de recolección. La pulpa que hace parte de la capa exterior del fruto, es retirada empleando buenas prácticas agrícolas, y la capa interior es removida utilizando procesos de degradación por fermentación natural, las cuales necesitan de 18 horas aproximadamente para su ejecución.

    Una vez el grano está descubierto y limpio, se transporta a las marquesinas donde el fruto es secado de manera natural por el sol. Esa técnica requiere de un riguroso manejo por parte del trabajador que desempeña dicha labor, teniendo en cuenta que debe mantener los granos de café en constante movimiento hasta alcanzar un grado uniforme y un secado óptimo.

    Por otra parte, un fragmento de lo que conforma un bosque en la parte alta de la Serranía de los Yariguíes, es el que da sombra a las plantaciones, donde los productores de ASCEAMIR, cuidan la diversidad de árboles nativos, como robles, cedros, sauces y arrayanes en los que reposan más de 30 especies de colibríes, aves endémicas y migratorias y salamandras. Recientemente cerca a esos terrenos,  fue identificada una nueva especie de anfibio único en el mundo, llamado Bolitoglossa Yari, la cual hoy hace parte de las 367 especies de anfibios endémicos de Colombia.

    En los cultivos de ASCEAMIR las aves y las abejas al igual que los colibríes en el día  y los búhos y murciélagos en la noche, son los encargados de realizar el control biológico al alimentarse de los gusanos e insectos que se transforman en plagas que afectan los cafetos que crecen a una altura cercana a los 1.500 mts a nivel del mar, contribuyendo a que el fruto tenga unas características especiales que atraen al mercado internacional.

    “Estamos en labores de optimizar cada vez más los distintos procesos que se requieren para lograr un café no solo orgánico, sino también, tipo exportación, para conquistar mercados en Londres y otros países” manifestó Lucila Badillo Ortiz, madre cabeza de familia, aprendiz programa SER y asociada de ASCEAMIR.

    Como subproducto derivado del café, la Asociación elabora de forma artesanal, galletas de café, también orgánicas, que distribuyen en puntos de venta en Zapatoca y Betulia, donde han tenido aceptación por ser un producto de agradable de sabor y saludable.


    Andrea Muñoz/GM.
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