Sharo Awad Gómez hace parte de una comunidad de gitanos asentados hace más de 50 años en el municipio de Sabanalarga (Atlántico). Sus orígenes se remontan al norte de la antigua India, su lengua materna es el Romaní y sus costumbres se transmiten oralmente de generación en generación.
Tradicionalmente, los hombres de esta etnia se dedican a la talabartería, arte de trabajar diversos artículos de cuero o guarniciones para caballerías, y las mujeres, que visten de faldas largas, collares y aretes llamativos, a la quiromancia o lectura de manos.
“Somos un pueblo ágrafo, por cultura los gitanos no van a la escuela, pero actualmente la juventud se ha visto en la obligación de formarse, y desde hace cuatro años venimos teniendo el apoyo del SENA que en ningún momento nos ha discriminado. Por el contrario, se han amoldado a las situaciones, siempre han tenido el enfoque diferencial”, aseguró Awad Gómez, representante legal de la Kumpania Rom de Sabanalarga.
En ese sentido, un grupo de jóvenes de 24 familias de Kumpania Rom (clanes que forman como unidades comunitarias de residencia y circulación), una de las nueve reconocidas por el Gobierno Nacional, se han formado en mercadeo y ventas, contabilidad y marroquinería. Este último programa, enfocado a reforzar y actualizar técnicas del oficio por excelencia de esta comunidad.
Actualmente tienen una unidad productiva en el que elaboran sandalias, correas y otro tipo de artículos fabricados en cuero.
Se estima que en Colombia hay unos 4.857 gitanos, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE. Este grupo cultural, ha venido aportando al proceso de paz colombiano en el capítulo étnico de los acuerdos con el fin de salvaguardar y brindar garantías a los derechos de las etnias en el posconflicto.
Además de los gitanos, el SENA formó el año anterior a 218.482 personas en el país, entre indígenas, negros, afrocolombianos, raizales, palenqueros y rom.
En lo que va del 2017, se han beneficiado 64.856 colombianos de diferentes grupos étnicos, teniendo en cuenta la multiculturalidad del país.
Entre los departamentos en los que la Entidad ha beneficiado a más personas por etnias, en los últimos dos años, se destacan Valle: 21.822 afrocolombianos, Cauca: 13.712 indígenas, Chocó: 12.575 negros, Bolívar: 386 palenqueros, San Andrés: 5.534 raizales y Distrito Capital: 201 gitanos o rom.
“El SENA forma tratando siempre de aportar a la conservación de nuestra cultura. Es nuestro caso, pues como indígenas deseamos promocionar las bellezas de la vereda del Corral de San Luís y lo que dejaron nuestros ancestros, y lo lograremos con la unidad productiva Ztupará Travel”, dijo Alejandrina Mendoza, de la etnia Mokaná del municipio de Tubará (Atlántico), donde junto con otras 34 personas se formó como emprendedora en Operación Turística, a través del programa SER (SENA Emprende Rural).
Esto se alinea con el reconocimiento y las acciones de protección del Estado colombiano en términos de la diversidad cultural de la Nación. Por eso la formación de la Entidad se ajusta a la medida de las necesidades, lenguas, dialectos y llega hasta el territorio de los grupos étnicos.
Es el caso de 30 mujeres afrodescendientes (colombianas con raíces africanas), de la vereda Los Límites, municipio de Luruaco, ubicada entre los departamentos de Bolívar y Atlántico, hasta donde llegó el SENA para formarlas como emprendedoras en Procesamiento artesanal de Derivados de frutas y hortalizas, lugar en donde procesan y convierten el mango, entre otras frutas, en mermelada.
Estas mujeres hacen parte de la Asociación de Campesinos de los Límites, Asocalim, mediante la que impulsan la protección y reforestación del Guáimaro, árbol en peligro de extinción en el Caribe, vital para la conservación de los bosques secos tropicales, hábitat natural del Tití cabeciblanco.
“Gracias a las clases nosotras creamos nuestro producto estrella, la jalea de Guáimaro, que representa una alternativa económica comunitaria mediante la que se promueve este árbol sin dañarlo. Por eso nosotras decimos que el SENA no solo vino a formarnos, sino a transformar nuestra vida y ecosistema”, expresó Liris Olivares, madre afrodescendiente de tres hijos y una de las 189.631 personas de esta etnia, que se han formado entre 2016 y 2017 con la entidad a nivel país.
La amplia cobertura del SENA: 117 centros de formación a lo largo y ancho de Colombia, es una muestra fehaciente de que su oferta educativa está al alcance de todos los colombianos sin discriminación y se acomoda a las necesidades de cada región con inclusión social, respetando la autonomía cultural de cada pueblo.