Luis Amaury Padilla, instructor de Mesa y Bar del Centro Nacional de Hotelería, Turismo y Alimentos del SENA en Bogotá, creó una herramienta web de carácter didáctico, con el propósito de profundizar sobre el estudio de la cultura del vino que poco a poco crece en Colombia.
La herramienta, que está disponible tanto para estudiosos como para aficionados del milenario arte de la enología, permite conocer, a través de una serie de enlaces, información sobre la historia del vino, los tipos de cepas, la producción, la cata, el servicio y el maridaje, entre otros aspectos.
“La aplicación que desarrollé es el resultado de un taller en el marco de un curso que estoy haciendo relacionado con asesorías para el uso de las herramientas TIC en la formación. Básicamente consiste en el diseño de un entorno personal de aprendizaje para compartir una clase sobre un tema específico con los aprendices como en el caso de los vinos”, afirma el instructor Padilla.
La mayor expectativa de Padilla, un soñador que se enamoró de la cultura del vino hace 23 años, es convertir su herramienta en un camino que sirva para la formación de los amantes del vino.
Durante los últimos tiempos el consumo de vinos ha venido en aumento en Colombia, lo cual se ha dado de la mano de una cada vez más rica industria de la gastronomía, y de la posibilidad de acercarse a culturas culinarias desconocidas hasta no hace muchos años, tanto así que el mercado del consumo de vinos en el país pasó de 31,5 millones de dólares en 2010 a 39 millones de dólares en 2011.
Según un estudio de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), en Colombia el consumo de vino por persona es en la actualidad cercano al 1,5 litros al año, que si bien se perfila como cifra histórica dista de las estadísticas en países como Francia donde el consumo es de 55 litros por persona, o Argentina con 30 litros por persona.
A propósito de la pertinencia de la formación en vinos para un aprendiz de mesa y bar, el instructor Padilla señala: “Para que estén en la capacidad de brindar un servicio profesional a los clientes que atiendan deben tener conocimientos mínimos tales como recomendar con criterio el vino adecuado, saber algo de maridaje, estar al tanto de las sepas y saber presentar un vino”.
Ahora la mayor expectativa de Padilla, un soñador que se enamoró de la cultura del vino hace 23 años, es convertir su herramienta en un camino que sirva para la formación de los amantes del vino, para crear la cultura de la investigación analítica que trascienda los espacios tradicionales de la construcción del conocimiento, y para que la gente se atreva a degustar de un placer casi tan antiguo como la misma humanidad.