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  • Bienestar

    Alas al sueño de formar empresa

    Riosucio (Caldas)
    viernes, 19 de julio de 2013
    Los conocimientos obtenidos en el Centro para la Formación Cafetera impulsaron a un emprendedor a crear una granja avícola. Actualmente tiene una producción mensual de 12 mil pollos.
    Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en promedio los colombianos tienen un consumo, por persona, de 23 kilos de carne de pollo y 212 huevos al año.

    La idea de montar una granja avícola comenzó a rondar la cabeza de José Olver Castro cuando decidió comprar unos pollos para criar en su hogar ubicado en la vereda Quiebralomo y se dio cuenta de que en la cabecera municipal y en la vecina localidad de Supía no había donde adquirirlos.

    Al encontrar esta oportunidad de negocio, no la dejó pasar y empezó con un pedido de mil pollitos para recría, proceso que consiste en adquirir estos animales desde que nacen y cuidarlos hasta que cumplen 15 o 20 días de desarrollo.

    José Olver maneja todas las buenas prácticas agrícolas, como la inoculación de los galpones para evitar posibles enfermedades, ventilación e iluminación y la tecnificación del proceso.​​​​


    “En este tiempo hay que cuidarlos como si fueran bebés, darles excelente alimentación, agua y calefacción porque como no tienen mamá, necesitan calor para crecer”, afirmó José Olver, sentado en uno de los cinco galpones que tiene actualmente y en el que se escucha el suave piar de cuatro mil pollitos que corretean junto a él.

    El comienzo fue duro porque no sabía nada de la actividad, y no tenía ningún contacto comercial, pero después de dos años obtuvo la certificación del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), con lo que se le abrieron las puertas para crecer en el negocio avícola.

    Esta granja se convirtió en alternativa de trabajo para la familia de José Olver y para otros habitantes de la zona, con la generación de cinco empleos directos.​​​​​



    “Una instructora del SENA me invitó a que aprendiera sobre el manejo de las aves; ha sido un éxito total porque muchas cosas que yo no sabía ahora las estoy aplicando al negocio por la formación como tecnólogo en Especies Menores que terminé en diciembre del año pasado”, contó este joven padre de dos niños que constantemente toma entre sus manos con suavidad a los pollitos, como si a su corta edad supiera que se trata del patrimonio familiar y una opción de un mejor futuro para ella.

    A medida que empezaron a hacerle pedidos, se dedicó a montar galpones en los alrededores de su vivienda, al punto que hoy en día tiene una producción mensual de 12 mil pollos y vende sus animales a varios municipios de Caldas, Risaralda y Antioquia, bajo la razón social de Granja Colombiana.

     El impulso

    José Olver maneja todas las buenas prácticas agrícolas ya que entre los conocimientos obtenidos en el Centro para la Formación Cafetera del SENA en Caldas, que impulsaron su microempresa, estuvo precisamente todo lo relacionado con la inoculación de los galpones para evitar posibles enfermedades, el manejo de la mortalidad de los pollos, la ventilación, la iluminación y la tecnificación del proceso.

    “Solamente la parte técnica de haber aprendido lo de bioseguridad fue la ficha clave para llegar al éxito y tener una buena producción, animales sanos y sobre todo la aceptación en el comercio. También contamos con un sistema de última tecnología para los bebederos que ha sido una bendición porque se ahorra mano de obra y tiempo. Ahora vamos en proceso para solucionar la necesidad de adquirir los comederos automáticos”, manifestó José Olver, quien deja atrás su timidez cuando empieza a hablar de sus pollitos y de cómo los cuida con las mejores condiciones, debido al proceso de aprendizaje que llevó a cabo con la Entidad.

     “También tenemos gas que les proporciona el calor a ellos, ya que en la primera semana de vida necesitan obligatoriamente una temperatura entre 28 y 32 grados centígrados, y en la noche es donde más se requiere cuando llega el frío”, agregó.

    Opción laboral

    Esta granja se convirtió en alternativa de trabajo para la familia y para otros habitantes de la zona, con la generación de cinco empleos directos: uno de su esposa como administradora, un galponero, un vendedor y un ayudante en el proceso de selección, embalaje y alistamiento de pedidos.

     “Lo pensé un poco cuando me dijo que se iba a formar con el SENA porque me tenía que quedar sola con los quehaceres de la casa y de la granja, pero definitivamente la capacitación ha sido muy importante porque hemos aprendido muchas cosas que nos han servido para crecer”, señaló Luz Helena Castañeda, esposa de José Olver y quien espera más adelante estudiar algo relacionado con la producción avícola para continuar fortaleciendo el negocio familiar.

    José Olver aseguró que desde niño le enseñaron que si una persona tiene sueños pequeños, las cosas que recibirá serán del mismo tamaño, por lo que sus metas son ambiciosas y espera cumplirlas con trabajo y buena asesoría y acompañamiento. “El objetivo es llegar a una producción de 20 mil aves mensuales porque todo este crecimiento es progresivo y uno puede quebrarse por un mal manejo”, indicó.

    Este emprendedor continúa distribuyendo cada semana los pedidos y cuando llega a un municipio y se da cuenta de que los diferentes compradores lo están esperando para adquirir sus pollos recuerda con agrado aquel primer pedido de mil pollitos que casi no puede vender, pero que se convirtió en un reto que le ayudó a mejorar su negocio.​

    MDT/fdo
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