Aprovechando el potencial de bosques y la tradición maderera que caracteriza a la región suroriental antioqueña, el SENA forma un grupo de 45 colombianos entre los que hay –al tiempo– campesinos que se vieron obligados a desplazarse y reinsertados de grupos guerrilleros.
Con esta formación se repara simbólicamente a las víctimas del conflicto que por más de una década azotó esta zona del departamento y se busca generar empleo a partir de la capacitación, mientras que –tanto retornados como reinsertados– trabajan de la mano, generando perdón.
San Francisco es reconocido por los hechos violentos de grupos armados ilegales y por ser uno de los municipios con mayor número de minas antipersonales sembradas.
Según uno de los reinsertados, quien prefirió omitir su nombre por seguridad, "después de estar ocho años en las filas de la guerrilla, ahora por fin tengo una oportunidad de aprender un oficio que me impulsa a salir adelante haciendo las cosas bien y sin delinquir".
La formación cuenta con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional de los Ríos Negro y Nare (Cornare), que donó la madera decomisada en operativos realizados en la zona para ser aprovechada por los aprendices; la Cooperativa Pio XII, que ha respaldado el proceso de resocialización y retorno; y la Alcaldía Municipal, que ha impulsado el Centro de Formación para el Empleo, en donde se dictan los cursos.
Para Luis Escobar, alcalde de San Francisco, "con el apoyo del SENA estamos convirtiendo nuestro Centro de Formación para el Empleo en un espacio para que los jóvenes salgan adelante sin hacer parte de la ilegalidad y consoliden sus unidades productivas".
San Francisco se ha identificado en los últimos años por los hechos violentos de grupos armados ilegales y por ser uno de los municipios con mayor número de minas antipersonales sembradas. Según los dos últimos censos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la población pasó de tener 12.500 habitantes, en 1993, a 5.939 en 2009; sin embargo entre 2011 y 2013, se ha registrado oficialmente el retorno de 205 familias.
Alcides Jiménez, un campesino que retornó a la zona, explicó que, "es muy importante que tanto retornados como reinsertados trabajemos juntos por el bien común; eso es algo que nos pone felices, así como cuando fabricamos algo que le servirá a la gente".
Hasta el momento son tres los proyectos que se han derivado de este grupo y que esperan desarrollarse como unidades productivas: fabricación de cocinas integrales de interés social; elaboración de fachadas, puertas y ventanas destruidas por el conflicto; y restauración de muebles.