La Costa Caribe se precia de ser la cuna de grandes referentes literarios, siendo el más sobresaliente el premio Nobel Gabriel García Márquez. Son estas tierras también las que vieron nacer a  Rafael Ochoa Torres, un humilde pero creativo escritor.

Él es aprendiz del SENA, se forma en Multimedia;  sin muchos recursos,  con poco  apoyo, pero con mucha voluntad, este costeño ya publicó su primer libro y se encuentra editando el segundo de su cuenta personal. 

Su primera publicación, '100 días pensando en ti', la hizo realidad trabajando con con las uñas. "A falta de recursos y sabiendo lo que cuesta la portada, la revisión, diagramarlo,  y para finalmente conseguir que alguien te lo publique, es un logro al que muy pocos llegan, decidí hacer cosas que no tenía ni idea y con las que he podido alcanzar mis objetivos", manifiesta este joven escritor.

Sobre su primer libro –un texto de poesías–, lo más fácil fue escribirlo; no obstante la posproducción fue difícil. Rafael acudió a su novia que es una gran lectora para la corrección de algunos errores.

"Diagramarlo fue un tema mucho más difícil, no tenía idea de cómo se hacía, pero averiguando en la web comencé a entender más y lo saqué adelante", agrega.

"La impresión y la encuadernación costaba un dineral. Finalmente desistí de la publicación del millar de libros, por un centenar de estos, conocí a algunas personas que me enseñaron a encuadernar, imprimí mis libros en otro lado, llevé las hojas a otro lugar donde las cortaban y luego busque otro sitio para encuadernación. Los vendí entre mis amigos y esa fue mi primera  gran experiencia", cuenta el talentoso aprendiz.

La tozudez de este aprendiz SENA no tiene límites, no conforme con la tortura de editar su primer libro, se empecinó en el segundo.

"Ahora vengo con 'El vagabundo y su manta de seda', otra compilación de poemas que no habla del amor bonito, sino de lo que sientes cuando se va ese amor", sostiene el joven escritor.

Para Rafael Ochoa los imposibles no existen y su inclinación artística es integral: "Soy también músico, toco desde los 17 años la guitarra y desde los 18 el piano; viajé entre 2012 y 2013 con una banda de rock. Actualmente, hace año y medio, toco el violín en la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Batuta, de Valledupar".

Este artista ve su futuro anclado a su carisma artístico. "Quiero vivir sinceramente de la escritura y de la música, tengo muchas ideas que ya están siendo plasmadas en viejas hojas de papel y que día tras días se están convirtiendo en libros; voy a crear una gran revista literaria callejera que abarque todo el área multimedial, que genere trabajos y que aliente a otros", puntualiza Rafael.

El polifacético aprendiz encontró en el SENA una formación que le ha permitido buscar los medios de visualizar a través de las nuevas tecnologías, el producto de su talento. Los paisajes, el diario acontecer, la cotidianeidad, la tradición ancestral serán acervo suficiente en la inspiración de sus  nuevos libros.​