Jhonson Edgardo Lasprilla Rodríguez tiene 32 años y toda su vida ha luchado contra una parálisis cerebral que se ha convertido en su reto más grande. Con tan solo un año, una fiebre alta cambió la vida del hijo mayor de Rubiela y Edgardo, quienes con amor y dedicación le enseñaron que en medio de las dificultades todo es posible.
La funcionalidad de sus manos fueron reemplazadas por su valiosos pies, los mismos que le sirven no sólo para desplazarse de un sitio a otro sino para realizar banquitas de madera, escribir, manejar computador, hacer manillas, pintar y dejar en un papel lo que observa al caminar y todo aquello que su imaginación le permite plasmar.
Después de cumplir el sueño de obtener el título de bachiller académico, Jhonson continúa perfeccionando su talento para la pintura y el dibujo. De la mano del SENA hace el curso ‘Iniciación a los estucos texturados y venecianos’, una formación complementaria que brinda la entidad gratuitamente a través del programa de atención a población vulnerable.
Linda Jennifer Aguirre tiene 36 años y es discapacitada auditiva. No poder escuchar los sonidos que se emiten a su alrededor jamás le fue un impedimento para estudiar.
Después de cumplir el sueño de obtener el título de bachiller académico, Jhonson continúa perfeccionando su talento para la pintura y el dibujo. De la mano del SENA hace el curso ‘Iniciación a los estucos texturados y venecianos’, una formación complementaria que brinda la entidad gratuitamente a través del programa de atención a población vulnerable.
“Me encanta pintar; utilizo mis pies para dibujar árboles, flores, casas y tractores como los que conducía mi padre”, señala Lasprilla Rodríguez.
Su madre, mujer devota y entregada al desarrollo motriz e intelectual de su hijo, es su más fiel acompañante. Ella encuentra la formación como una valiosa alternativa para la evolución de más de 21 aprendices en condición de discapacidad que hacen parte de este grupo: “Le sirve a todos estos jóvenes para que puedan sobresalir”.
La Fundación atiende a personas de estrato 1 y 2 que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, como sordera, síndrome de Down y parálisis cerebral, entre otras.
Linda Jennifer Aguirre tiene 36 años y es discapacitada auditiva. No poder escuchar los sonidos que se emiten a su alrededor, y lo que dicen los demás, jamás fue un impedimento para estudiar. Actualmente cursa quinto semestre de Pedagogía Infantil y alterna sus estudios con la formación en estucos texturados y venecianos que brinda el SENA.
Esta formación complementaria le brinda la oportunidad de ayudar a enseñar a otros, además adquiere competencias motrices y conocimientos que en un futuro podrá replicar a niños y niñas cuando se desempeñe como pedagoga.
“Todos en la fundación prestan atención a la formación que nos brindan ya que necesitamos aprender para adquirir competencias que permitan la inclusión laboral”, afirma Linda Jennifer.
Juntos por la superación
Linda y Jhonson cruzaron sus vidas en la Fundación Amar y Vivir de Circasia (Quindío). Ellos, al igual que 19 jóvenes mayores de 14 años, se forman gratuitamente en la entidad más querida por los colombianos. El SENA traslada cada semana a uno de sus instructores para que imparta competencias y les oriente sobre diferentes alternativas que en un futuro les permita emplearse en un oficio.
La Fundación atiende desde hace 11 años a personas de estrato 1 y 2 que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, como sordera, síndrome de Down y parálisis cerebral, entre otras.
“Anteriormente el SENA nos brindó formación en artesanía en guasca y ahora en estucos. Estos cursos cortos permiten que tanto nuestros jóvenes como sus familias aprendan y apliquen los conocimientos en sus hogares y en futuros trabajos. En este caso los acudientes también son aprendices que encuentran en la formación una alternativa para salir adelante”, explica Luz Dary Aguirre Ospina, representante legal de la Fundación Amar y Vivir.
Además de realizar equinoterapia, fisioterapia, fonoaudiología, recreación, deporte y artesanía, la Fundación busca el apoyo de entidades como el SENA en pro de mejorar la condición de esta población y sus acudientes.