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  • Bienestar

    Cría de codornices, oportunidad para familias desplazadas

    Manizales (Caldas)
    jueves, 29 de agosto de 2013
    A pesar de vivir en la cercanía del Nevado del Ruiz, Estela no se vio obligada a dejar su casa hace seis años por la amenaza del Volcán, sino por el temor a las balas de un grupo armado
    ​Las 26 familias desplazadas, con la asesoría del SENA, buscan fortalecer sus unidades productivas para acceder a recursos del Fondo Emprender. Foto: Oficina de Comunicaciones SENA

    A pesar de vivir en la cercanía del Nevado del Ruiz, Estela no se vio obligada a dejar su casa hace seis años por la amenaza del Volcán, sino por el temor a las balas de un grupo armado que hacía presencia en la zona. Como muchos otros desplazados por la violencia, ella y su familia, conformada por su esposo y seis hijos, partieron en medio de la madrugada dejándolo todo atrás.

    “La guerrilla estaba por ahí y al otro día tuvimos que salir a las tres de la mañana. Mi esposo trabajaba en la carretera a Bogotá con mi hijo y los otros cinco estudiaban. Yo tenía casi 30 gallinas y unos cerdos y tocó dejarlo todo”, recuerda Estela.

    El SENA oferta cerca de 600 cursos para la población desplazada; con la Pastoral Social se hizo una alianza para formación en especies promisorias con la producción, cría y levante de codornices.​​​​


    Desde entonces deambularon por las casas de varios familiares sin la posibilidad de un sustento fijo, hasta que hace siete meses llegaron a los bajos de una pequeña finca donde, además de encontrar un clima más cálido que el que les ofrecía el páramo, también encontraron una opción para salir adelante gracias a un proyecto conjunto del SENA, la Alcaldía de Manizales y la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Caldas.

    “Por ser desplazados, siempre asistimos a unas reuniones de apoyo y en una de ellas nos dijeron que podíamos trabajar con fresas o con codornices para los que estuviéramos viviendo en finca, y escogimos las codornices porque para las fresas se necesita un terreno especial, en cambio estas aves caben en cualquier rinconcito”, comenta Estela, mientras abre la puerta del pequeño galpón que uno de sus hijos le ayudó a acondicionar con guaduas y malla metálica fuera de su hogar.

    Esta mujer se esmera por cuidar a cada una de sus 145 codornices. Constantemente las saca de su jaula, las acaricia y las consiente con palabras suaves.​​​



    Su familia fue una de las 26 que recibieron en mayo una unidad productiva compuesta por 150 codornices y todos los insumos necesarios.

    “El SENA oferta cerca de 600 cursos para la población desplazada y con la Pastoral Social hace un año se hizo una alianza para formación en especies promisorias con la producción, cría y levante de codornices”, anotó Néstor Mejía Nariño, líder de programas especiales del Centro para la Formación Cafetera de la Regional Caldas del SENA.

    Este tipo de ave fue el escogido debido al buen mercado que tienen sus huevos, ya que tienen proteínas, vitaminas y minerales.

    El proceso de producción

    La formación técnica que Estela recibió de los instructores del SENA la pone en práctica todos los días desde las 6:30 a.m, cuando les da el primero de tres alimentos a las codornices.

    “Algunos decían que este proyecto no servía, pero cuando íbamos a las capacitaciones nos daban ánimo. Echamos para adelante y gracias a Dios nos está yendo muy bien con los animalitos que producen más que las gallinas”, afirmó la emprendedora.

    Esta mujer de pelo largo y rizado se esmera por cuidar a cada una de sus 145 codornices. Constantemente las saca de su jaula, las acaricia y las consiente con palabras suaves, ya que estas aves se han convertido en su alternativa de sustento.

    “Producen entre 130 y 132 huevos diarios. Empiezan a poner a la 1:30 p.m. y terminan más o menos a las 8:30 p.m. Media hora después recojo la producción”, explica Estela, quien cada dos días hace mantenimiento de las jaulas y semanalmente desinfecta todo el galpón, siguiendo las buenas prácticas que aprendió en el SENA.

    Los pequeños huevos, que se caracterizan por sus manchas color café de diversas formas y tamaños, caen suavemente a una canal recolectora, de donde Estela los toma y los pone con cuidado en una bandeja de plástico para 24 unidades. La producción de la semana la lleva los sábados a la Asociación Agropecuaria de Familias en Situación de Desplazamiento en Caldas (Asofadecal).

     “Una de las condiciones para entrar al proyecto era asociarse y por eso se creó este ente que es el canalizador de todo. Ellos traen el producto, se les compra el cubículo por $1.800, se vende a los clientes, y a ellos mensualmente se les entrega el valor de su producto vendido”, indicó Álvaro Gutiérrez Castaño, director de Asofadecal y coordinador de programas por la paz de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Manizales.

    Cada semana recolectan entre 23 mil y 28 mil huevos, con el objetivo a largo plazo de poderlos exportar. ​

    EMC/fdo/agf
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