Aprendices de la Tecnología en Gestión de Recursos Naturales realizan un plan de manejo ambiental para mitigar el impacto que generará la ampliación en la capacidad del embalse de la bocatoma La María, que surte de agua a la capital de Guaviare.
Este captador de aguas, ubicado en la zona de reserva natural La Lindosa, fue construido hace algunos años por la empresa de acueducto y alcantarillado Empoaguas para distribuir agua potable a más del 50 por ciento de la población urbana del municipio.
Debido al constante crecimiento de la ciudad, se tomó la decisión de construir y levantar el muro de contención en dos metros de altura más.
“El fuerte del SENA en el departamento es la parte ambiental; por ello estamos incluidos en estos proyectos y, sobretodo, si tienen tan fuerte impacto sobre la comunidad”, indicó el director regional de la Entidad, Édgar Braga Silva.
Debido al constante crecimiento de la ciudad, se tomó la decisión de construir y levantar el muro de contención en dos metros de altura más.
“Estamos haciendo el estudio con nuestros aprendices y a la vez, formándolos en campo”, dijo el funcionario.
A pesar de que no se tiene aún una fecha exacta para el inicio de la construcción del proyecto, a través del plan de manejo ambiental, el SENA recomienda conservar el bosque de galería a través del aislamiento, conservar los bosques secundarios y reforestar la zona de amortiguación de la bocatoma La María.
Según Nelson Montero, gerente de Empoaguas, “esta es una zona de conservación; sin embargo el embalse ya está allí y ha generado todo un hábitat que permite la propagación de especies, atención de aves migratorias y una cantidad de situaciones relacionadas con la ecología que permiten que se propague y se mitigue de cierta manera el impacto generado”.
La investigación de la empresa de acueducto concluye que va a ser inundada un área de aproximadamente 3,6 hectáreas de bosque; 11,7 hectáreas circundantes serán restauradas y conservadas con especie nativas de la región.
En total serán sembradas 12.800 plántulas que ayudarán a mantener y a conservar las condiciones de suelo, el ciclo hídrico de la bocatoma y a mantener la fauna existente.
Además de esto también se ha realizado análisis de suelos, en los cuales se determinaron las especies arbóreas óptimas para la siembra y reforestación. De igual forma se analizó el impacto socioeconómico de las personas que viven en la zona de reserva natural y que se verán afectadas por esta construcción y su declaración como zona de reserva.