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Doris Romero Vargas tiene en sus manos la destreza de cinco generaciones con las que amasa la mezcla de cuajada, mantequilla y harina de maíz para lograr una pasta homogénea y amarilla, que tan pronto entra al horno, conquista con su aroma hasta al más desprevenido transeúnte.

Con 22 años en el oficio esta comerciante hace parte de más de 30 empresas, en su mayoría familiares, y que han convertido a las almojábanas y las garullas soachunas en un atractivo cultural y turístico de la población.

Luego de 25 minutos de cocción salen las dos primeras latas de garullas frescas con su agradable olor que invade la calle;  es la mejor publicidad para que propios y visitantes acudan al negocio de Doris para disfrutar de este manjar. "Se venden como pan caliente" dice mientras sonríe y atiende a sus clientes.

"La mamá de mi abuela comenzó con la fabricación de las garullas; a  pesar de que las generaciones han cambiado la gente sigue encantada con este bocado. Algunos de mis productos hasta los han llevado para Estados Unidos y otros países", comentó la experta, mientras coloca dos bandejas más de estos deliciosos bocados.

El SENA se ha hecho con programas de formación complementaria para fortalecer las habilidades​​​​ de estas personas pertenecientes a la Asociación de Vendedores del Parque Soacha.

Cuentan los vendedores locales que estos amasijos ya se vendían a principios del siglo XX, según cuenta la leyenda en la Guerra de los Mil Días de 1899, un contingente pasó por esta población y acabo en dos días con la producción de garullas de una semana.

La trascendencia y popularidad del producto motivaron a la Asociación de Vendedores del Parque Soacha (ASOVEPPAS) y otros gremios, a adelantar desde el 2010, la propuesta de considerar a las garullas y a las almojábanas como patrimonio cultural e inmaterial del municipio, gestión que posteriormente avanzó para lograr el mismo reconocimiento a nivel departamental.

"Hace cuatro años presentamos el proyecto ante el Concejo municipal, luego pasó el trámite al  Consejo Departamental del Patrimonio y a la Asamblea de Cundinamarca, ésta última, hizo la declaración oficial donde considera estos productos como patrimonio del departamento", manifestó Julián Sánchez, uno de los agremiados.

El SENA se ha hecho presente desde 2012 con programas de formación complementaria para fortalecer las habilidades de estas personas pertenecientes a ASOVEPPAS.

"El respaldo del SENA ha sido fundamental para continuar con esta tradición; hemos aprendido a comercializar nuestros productos, a ponerlos más atractivos sin que pierdan su esencia. Esperamos que el SENA nos continúe apoyando para continuar con este legado",  afirmó Doris.

Empresarios como Doris se forman actualmente en Manipulación de Alimentos, Servicio al Cliente, Asesoría en Ventas, Emprendimiento y Fortalecimiento de la Organización. A través de Fondo Emprender han recibido recursos por más de $25 millones que han usado en la adquisición y modernización de equipos e insumos.

"Innovación y calidad son imprescindibles para estos productos de alta tradición; el SENA garantiza que esto se cumpla sin alterar la identidad que los ha caracterizado", expresó Gustavo Araque, director de la Regional Cundinamarca. 

De la mano de la Entidad en que más confían los colombianos estos comerciantes buscan ahora darle a la garulla y la almojábana, a través del Ministerio de Cultura, el estatus de Patrimonio Nacional, trámite que se adelanta actualmente desde la Gobernación de Cundinamarca.