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  • Reconciliación y Paz

    “SENA contribuye en la reparación integral de las víctimas”

    La Habana (Cuba)
    jueves, 02 de octubre de 2014
    Teresita Gaviria, víctima del conflicto y representante de la Fundación Madres de La Candelaria, habló del papel de la Entidad –donde se formó– en el proceso de reconciliación.
    “SENA contribuye en la reparación integral de las víctimas”
    Como Teresita Gaviria, quien se formó en el SENA para fortalecerse como líder de la Asociación Madres de La Candelaria, este año han pasado por la Entidad 4.585 víctimas a causa de la desaparición forzada.

    Entrevistar a Teresita Gaviria, una de las 12 personas que integró el segundo grupo de víctimas que viajó el pasado 9 de septiembre a esta ciudad para ser escuchadas en la mesa de diálogos de paz con las FARC, es reunir en una sola voz el clamor y sentimiento de los más de 6 millones de colombianos afectados directamente por el conflicto armado en el país.

     

    La alta cifra la registra la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, y que corresponde a personas que han sufrido abandono o despojo de tierras, actos terroristas, amenazas, delitos contra la integridad sexual, desaparición forzada, desplazamiento, homicidio, minas antipersonales, pérdida de muebles o inmuebles, secuestro, tortura o vinculación de niños y adolescentes a grupos armados al margen de la ley.

     

     

    Las Madres de la Candelaria es un grupo de 882 mujeres, hombres y niños huérfano​​​​s de la guerra en Antioquia.

     

    Cuando Teresita afirma que el SENA a través de la formación está contribuyendo a la reparación de estas víctimas, añade además, con mirada esperanzadora: "es la universidad que nos acoge y no nos cobra un peso; allí nos forman para la vida, para lo que tenemos que enfrentar".

     

    Tan solo este año, han llegado a capacitarse a la entidad más querida por los colombianos cerca de 450 mil personas afectadas en diferentes circunstancias por el conflicto.

     

    A esta mujer, hoy directora de la Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria –ganadoras en 2006 del Premio Nacional de Paz– le mataron a su padre y otros familiares, y como si esto no fuera ya suficiente le desaparecieron a su amado hijo Camilo cuando solo tenía 15 años de edad.

     

    ¿Quiénes conforman la  Asociación Caminos de Esperanza Madres de la Candelaria?

     

    Las Madres de la Candelaria somos un grupo de mujeres, pero también hay hombres y niños huérfanos de la guerra en nuestra Asociación; personas que hemos  sufrido una victimización, por ejemplo, la desaparición forzada, secuestro y masacre de nuestros familiares y en muchos casos con un componente adicional: el desplazamiento forzado. Y es que después del asesinato viene un ultimátum, se tienen que ir de esta tierra en diez minutos, una hora, dos horas.

     

    Iniciamos con 13 mujeres de diferentes victimizaciones, sobre todo desaparición forzada; hoy somos 882 personas que estamos reclamando y trabajando para  esclarecer la verdad de nuestros familiares desparecidos y asesinados en diferentes circunstancias.

     

    "El SENA​​​ es la universidad que nos acoge y no nos cobra un peso; allí nos forman para la vida, para lo que tenemos que enfrentar".

     

    ¿Qué las hizo merecedoras del Premio Nacional de Paz y qué significó esto para tantas víctimas que conforman la Asociación?

     

    Nosotros llevamos 15 años y cuatro meses de un proceso continuo, nunca hemos parado de buscar a nuestros desaparecidos. También estamos haciendo un trabajo de reconciliación desde las cárceles, buscamos un acercamiento con las personas desmovilizadas para que nos digan algunas verdades, son muy pocas, pero nos han dejado satisfechas porque hemos dado con las coordenadas que ellos nos dan .

     

    Nos ganamos el Premio Nacional de Paz, otorgado por la Fundación Alemana Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (Fescol), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, El Tiempo, El Colombiano, Caracol Radio y Televisión y la Revista Semana, por la tolerancia, paciencia, insistencia y persistencia. Esto teniendo en cuenta que se presentaron 1.113 organizaciones.

     

    Con el premio logramos conseguir una oficina para atender a todas las víctimas que llegan a la Asociación buscando no solo encontrar sus familiares, sino ayuda psicosocial. Es que nosotros pasamos noches que denominamos fantasmales, esperando una llamada, pensando dónde estarán nuestros seres queridos.

     

    Hemos hecho mucho, hemos logrado entregar 78 personas desaparecidas, pero nos falta mucho por hacer. No paramos de trabajar y gritar todos viernes en el atrio de la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria en Medellín: "Los queremos vivos, libres, en paz; si vivos se los llevaron que vivos nos los devuelvan".

     

    ¿Qué la llevó a trabajar por estas víctimas y qué la lleva hoy a trabajar por la Paz del país?

     

     

    "​​​Sí, creo que la reconciliación está cerca y que en unos pocos años vamos a decir colombianos: llegó la paz".

     

    Mi familia tuvo una persecución primero por la guerrilla, mi padre fue asesinado, me desaparecieron un hermano, un sobrino; luego tuve que desplazarme con mi familia.

     

    Y un día, mi hijo Cristian Camilo me dijo: "madre me dejas ir para Bogotá con el ingeniero",  yo con el presentimiento de una madre lloraba y le decía: mi amor no te vayas nuca me has dejado. Se fue el 5 de enero de 1998 para la capital y desde aquel día estoy   buscándolo.

     

    Obtener la verdad ha sido imposible, a pesar de los grandes esfuerzos para encontrarlo, es como si se lo hubiera tragado la tierra. Dolor siento, horrible, pero debo estar firme.

     

    La última información que obtuve fue en una versión libre con el señor Ramón Isaza exjefe paramilitar en el magdalena medio, uno de los compañeros de él me dijo de manera brusca: "cucha usted qué es lo que tiene en el pecho", y le dije:  un ángel perdido y ustedes fueron los que lo desaparecieron. Sínicamente me respondió: "ese fue uno de los tantos que el patrón mandó a desmembrar y lo tiramos al río magdalena".

     

    Sentí tanto dolor que le contesté de mala manera, pero luego Dios me dio fortaleza y supe que como lideresa no estaba bien reaccionar así; me devolví a pedirle perdón para por lo menos sensibilizar su corazón. El perdón es uno de los aportes de las víctimas para lograr la paz.

     

    Por eso ahora no solo busco a mi hijo, no solo es mi verdad es la de todas las víctimas porque todas sufrimos por igual.

     

    ¿Cómo fue llegar a la Habana a encontrarse con los negociadores de la guerrilla. Qué sintió y qué les expresó?

     

    Sentí muchos nervios pero pude dirigirme a ellos. Yo me paré frente a la guerrilla y les dije que Colombia está cansado, que las víctimas estamos  cansadas de ver tanto derramamiento de sangre, tantas personas llorando por sus hijos.

     

    En La Habana insistimos en el esclarecimiento de la verdad, en que estamos dispuestos a trabajar por eso que llamamos reconciliación y paz.  A uno de ellos le dije, cuando pidas perdón de todo lo que has hecho en este país, podremos abrazarnos víctimas y victimarios.

     

    Tuve la oportunidad de decirles frente a frente cuando se han preparado mis mujeres, cuando has estudiado, cuando han intentado salir adelante; pero aún falta mucho en ese procesos de reparación de víctimas.

     

    ¿Qué le dijeron los negociadores a este segundo grupo de víctimas que se sentó en la mesa de conversaciones?

     

    De parte del señor Iván Márquez hubo unas declaraciones muy acertadas; nos dijo que quieren que en Colombia no haya una víctima  más por culpa de la guerrilla, que las mujeres estén empoderadas de la construcción de la  paz, que participen en una comisión de la verdad y que tengan incidencia política.

     

    Aquí se unieron las partes y vamos a trabajar juntos por sacar adelante el proceso de paz.

     

    ¿Por qué considera al SENA una Entidad fundamental en la reparación de las víctimas?

     

    El SENA ha contribuido a una reparación integral de las víctimas brindándonos formación. Es una Entidad que nos exige poco para ingresar, una mujer o un hombre puede llegar allá con el documento de desplazamiento o sus papeles que la avalan como víctima y entra derechito  hacer la técnica que quieran. Es de puerta abiertas para nosotros.

     

    "Al SENA se puede llegar allá con el documento de desplazamiento o sus papele​​​​s que la avalan como víctima y entra derechito a hacer la técnica que quieran".

     

    Es la Universidad de las víctimas, no hay discriminación. Tengo 48 personas  más o menos que han salido bien formados del SENA aquí en Antioquia. Ya muchas tienen empleo.

     

    A todas las que van terminando el bachillerato les digo: corra pues a inscribirse al SENA, es que tienen que prepararse porque ya no son amas de casa, ya no están en su fincas, ya estamos en la calle buscando a nuestros hijos, esposos y tenemos que responder nosotras por los hogares.

     

    Usted también se formó con nosotros. ¿Por qué decidió buscar al SENA?

     

    Claro que sí, yo fui la primera que buscó al SENA para ocupar sus aulas. Para yo formar este grupo primero tenía que entrar a la Entidad y allí me formé en Emprendimiento Empresarial. Además, hice un curso de secretariado. Yo todo lo que he aprendido lo replico a las mujeres.

     

    ¿Cómo víctima, cree en el proceso de paz?

     

    Sí, creo que la reconciliación está cerca y que en unos pocos años vamos a decir colombianos: llegó la paz.

     

    Por eso le digo a los negociadores que no den un paso atrás, que no desfallezcan. A los colombianos que derramen mucho positivismo sobre nosotras las víctimas y que crean en el proceso. A las víctimas que no pierdan la esperanza. Al SENA que siga con ese papel tan maravillo de formarnos. Y a los que aún están en la guerra, que dejen las armas, que los estamos esperando para construir un país en paz.

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    YAC/agf
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