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  • Reconciliación y Paz

    Ni la maleza impidió que volvieran a cultivar sus campos

    Cocorná (Antioquia)
    jueves, 09 de octubre de 2014
    El oriente antioqueño es el escenario donde más víctimas ha dejado el conflicto armado muchos han recuperado su esperanza y las ganas de vivir con el apoyo del SENA.
    Ni la maleza impidió que volvieran a cultivar sus campos
    ​Como Emprendedores en Producción Agrícola con énfasis en Plantas Aromáticas, el SENA y la Gobernación de Antioquia certificaron en 2013 a los 11 socios de APAMCA.

    "Por toda esta autopista repartieron unos panfletos firmados por las autodefensas que decían que nos teníamos que ir y que el plazo era hasta marzo; eso fue en el 2000. La gente tuvo que coger sus gallinas, empacar las maletas y dejar sus casas. A mi papá casi que no lo convencemos, mi familia fue de las últimas en irse; recuerdo que el 28 de marzo nos desplazamos", así narra Alex Zuluaga, una de las 16.257 víctimas que dejó el conflicto armado en este municipio del oriente antioqueño, el difícil momento que él y sus coterráneos tuvieron que afrontar.

     

    Walter González, amigo de Alex y compañero de trabajo, es uno de los que ha reportado la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas como afectados por los fenómenos de violencia. Su casa, ubicada al borde la autopista que comunica a Medellín con la capital del país, también quedó deshabitada a causa de la cruel amenaza.

     

    ​​Las 'pescas milagrosas' y extorsiones a los habitantes y empresas de transporte dieron lugar al cierre en horas de la noche de la autopista Medellín - Bogotá.

     

    "Es que no solo nos desplazaron a nosotros, también nos desaparecieron y mataron familiares. A mis tíos se los llevaron en 1996; fue muy duro ver a mi mamá llorando sentada en su maquinita de coser, y cuando le pregunté por qué estaba triste, me contó que se los habían llevado y no sabían para dónde; nunca supimos nada de ellos", relata Walter quien continuó hablando de su historia.

     

    "Lo del desplazamiento sí que fue duro; regresamos a los seis meses cuando todo se calmó, no encontramos sino puro matorral, todo estaba lleno de maleza, los cultivos se perdieron y los animales se murieron; a mi casa solo se le veía el techo".

     

    Walter y su familia fueron desplazados de San Vicente, mientras Alex tuvo que huir de El Tesoro, dos veredas que se abren paso en una de las vías más importantes del país, la autopista Medellín-Bogotá, la misma de la que se apoderó la guerrilla y posteriormente los paramilitares en los años 90 e inicios del nuevo milenio.

     

    Según estadísticas del Instituto Nacional de Vías para esta época se movilizaban cerca de 18 mil vehículos, unas 9 mil toneladas de productos y un aproximado de 1.500 pasajeros; que  la convertían en 'minita de oro' de los grupos al margen de la ley.

     

    Las 'pescas milagrosas' y extorsiones a los habitantes y empresas de transporte dieron lugar al cierre en horas de la noche de esta autopista, "es que uno no podía salir después de las seis de la tarde; de fijo lo mataban o lo desparecían, dijo Walter, quien se desplazó a la cabecera municipal de Cocorná en busca de refugió en casa de una tía, que albergó a 32 personas más.

     

    Alex retomó la palabra y aumentó el tono de su voz para decir, "es que vaya pregúntale a cualquiera de aquí; todos somos víctimas, todos sufrimos a causa de la violencia, aquí todos tuvimos que empezar de nuevo".

     

    Se refería a los 11 miembros de la Asociación de Productores de Plantas Aromáticas del municipio de Cocorná (APAMCA), de la que él y su amigo hacen parte desde 2010 cuando se conformó. Un proyecto productivo que hoy da vida a esta historia y del que aún no hemos contado el capítulo de felicidad.

     

    ​​​​Los 18 mil vehículos, unas 9 mil toneladas de productos y un aproximado de 1.500 pasajeros, convirtieron la autopista en 'minita de oro' para los grupos al margen de la ley.

     

    Como adelanto, ellos se convirtieron en un modelo exitoso de asociatividad que ha contado con la asesoría y formación del SENA, además presentaron su historia y su sistema productivo a 40 personas que asistieron a las giras técnicas que organizó el quinto Congreso Colombiano de Horticultura que se realizó entre el 6 y el 10 de octubre.

     

    Margarita Fernández es la mujer que ha estado al frente de este proyecto, no como víctima, sino como la directora de proyectos agrícolas del Comité Privado de Asistencia a la Niñez (PAN) que reunió a estas once personas para ofrecerles la oportunidad de cultivar en su región y generar ingresos.

     

    "La finca que donaron en la época de violencia, era puro monte. PAN reunió a estas personas víctimas del conflicto para poderles facilitar trabajar en ella, pero antes miramos que proyecto productivo se podía generar, y nos dimos cuenta que este terreno por sus condiciones geográficas, temperatura y periodicidad de  lluvias, era especial para el cultivo de plantas aromáticas condimentarías".

     

    Ya llevan cuatro años en el mercado y tienen una producción mensual de 2.700 kilos de tomillo, orégano, estragón, laurel y menta; que exportan a Estados Unidos a través de una comercializadora. Están plantas crecieron en los terrenos que un día la maleza ocultaba y que ahora se han convertido en el sustento económico para las familias de estos asociados.

     

    Guillermo Ríos, administrador de APAMCA y egresado SENA de la Tecnología Agrícola, recomendó entrevistar a Laura, "es que ella sufrió mucho, le mataron su esposo y como madre soltera le ha tocado muy duro. Pero como a todos, el trabajito le deja unos ingresos para sostenerlos".

     

    Laura Quintero es la representante legal de la Asociación, narró su historia de manera tímida y al preguntarle sobre el significado de este proyecto y lo que ha podido aprender en él, cambió el tono de su respuesta e hizo notar que eso era lo que realmente quería contar, "ha significado un cambio total, me ha ayudado mucho en lo económico y en lo social. Trabajar aquí significa poder asegurarle un futuro a mis hijos".

     

    Walter, Alex, Guillermo, Laura y los demás integrantes de APAMCA, hacen parte de las más de 30 mil personas que el SENA ha formado durante 2013 y 2014 en el sector de la horticultura. La Entidad más querida por los colombianos fortalece las cinco áreas de producción de plantas ornamentales, hortalizas, frutas, plantas aromáticas condimentarías y horticultura urbana.

     

    ¿Por qué mencionar la horticultura en esta historia de violencia en el Oriente antioqueño?, porque como se lee en unos párrafos más arriba, los integrantes de APAMCA escriben un nuevo capítulo en su vida gracias al modelo exitoso de asociatividad y productividad que lograron consolidar en el campo de las hierbas aromáticas.

     

    Para dimensionar la importancia de este sector, observemos las cifras presentadas por el Instituto Colombiano de Agricultura (ICA), que para 2013 mostraban un total de 6.563 predios productores de frutas, hortalizas y aromáticas en el país; los cuales representaban 74.267 hectáreas dedicadas a la producción de estas variedades de exportación.

     

    Hablamos con el presidente de la Sociedad Interamericana de Horticultura Tropical, Diego Miranda Lasprilla, al preguntarle por qué eligieron APAMCA dentro de las giras técnicas dijo que "se eligieron 12 casos exitosos de este sector para darlos a conocer a sus asistentes. En otros países nos han enseñado modelos de desarrollo muy tecnificados pero con poca mano de obra"

     

    Agregó que aquí en Colombia, en esta quinta versión, "queremos mostrar ese talento humano; tenemos muchos productores con poca tecnología pero con desarrollos importantes. Por eso elegimos los modelos empresariales del SENA que muestran diferentes tipos de asociativiad con proyectos productivos interesantes".

     

    Lasprilla aprovechó el momento para hablar del talento humano, "estamos por debajo de países como Brasil, Chile, Argentina y Perú. Una de las trabas importantes para el desarrollo de la horticultura en el país es la carencia de mano de obra calificada. Los modelos que emplea el SENA son muy importantes; va hacer un requisito para los procesos de certificación de las fincas, y las empresas".

     

    Walter por ejemplo no conocía el tomillo, ni el orégano; sonríe al hablar de estas plantas de las que ya  es todo un experto, "ahora sé para sirven, como cultivarlas y que son muy ricas como condimentos. El SENA nos ha ayudado en estos procesos, porque esta finca era un monte y nosotros empezamos a cultivar y ensayar muchos procesos".

     

    ​​​"No encontramos sino puro matorral, todo estaba lleno de maleza, los cultivos se perdieron y los animales se murieron": Walter González, uno de los beneficiados.

     

    Esta asociación puso toda su fe y esperanza en unas de las áreas más nuevas de la horticultura colombiana, un sector que permite el crecimiento económico de la agricultura desde la generación de empleo, ingresos y seguridad alimentaria.

     

    Las cinco hectáreas cultivadas de plantas aromáticas condimentarías que tiene APAMCA, hacen parte de las más de 1.800 áreas sembradas de estas hierbas en todo el territorio nacional, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Se consolidan además, por su fortaleza exportadora principalmente a los Estados Unidos.

     

    Así lo hace la empresa Aromassence , otro modelo productivo apoyado por el SENA que exporta directamente a este país americano entre 20 y 25 libras mensuales de estas plantas aromáticas.  En esta comercializadora trabajan 30 personas certificadas por el SENA en manipulación de alimentos en campo y buenas prácticas agrícolas;  parte de su producto lo compran a pequeños productores pertenecientes a cinco Escuelas de Campo para Agricultores apoyadas por la Entidad y la Gobernación de Antioquia. Conozca su historia, tan inspiradora como la de APMACA, ellos también estarán en las giras técnicas del Congreso.

     

    Para Ángela Patricia Heneo Ospina, la directora (e) de la Regional Antioquia, "el SENA  tiene hoy una responsabilidad muy grande, generar más oportunidades para las personas vulnerables. En Antioquia tristemente tenemos el más alto nivel de desplazamiento por fenómenos de violencia, y desde las Escuelas de Campo entre otros programas, estamos generando oportunidades de emprendimiento, innovación y formación. De las 370 constituidas, 113 pertenecen al área de la horticultura".

     

    Este texto que narra la historia de APAMCA, está llegando a su final, pero era importante involucrar el testimonio de esas personas que desde los entes gubernamentales trabajan por brindar oportunidades en el campo.

     

    Como Diana Taborda Díaz, directora de planificación Agropecuaria de la Secretaría de  Agricultura y Desarrollo Rural de la Gobernación de Antioquia, "La cadena de horticultura relacionada con las plantas aromáticas y condimentarías es uno de los renglones productivos apoyados por el recursos del Sistema Nacional de Regalías y tenemos una inversión de aproximadamente $4 mil millones para fomentar este renglón económico. El apoyo del SENA ha sido fundamental en la cadena de horticultura, nos ha permitido generar un mayor arraigo, que la gente vuelva a sus tierras y con oportunidades de empleo".

     

    Como lo hicieron los once miembros de APAMCA, que ahora hacen parte de una cifra más alentadora, la de retornados al Oriente antioqueño: se estima que 24 mil familias han regresado a sus hogares.

     

    "En este sector ya no hay violencia; hay un cambio social que permite que ellos trabajen unidos y tengan una estabilidad económica para sus familias", dijo Margarita la directora de proyectos agrícolas de PAN.

     

    Y Alex, que inició el relato de esta historia concluyó, "nosotros gracias a este asociación podemos tener un ingreso y empleo más seguro; este es nuestro proyecto de vida". APAMCA se encuentra en el Kilometro 70 de la autopista Medellín – Bogotá, una vía a la que también retornó la Paz y la tranquilidad.​

    YA/jrg
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