Al escuchar hablar a María Alejandra Julio Espítaleta de café, con tanta pasión y entusiasmo, durante la Ecoaventura Cafetera del programa Toma Café, se podría asumir que ella se crió entre las montañas tupidas de verde y las fincas con barandas de madera habituales en las localidades del Eje Cafetero. 

Sin embargo, esta joven vino al mundo en la histórica Cartagena, al lado del mar y del calor, pero gracias a que su mamá es una asidua consumidora de café, pudo conocer desde pequeña los sabores de la bebida que la enamoró.

“Nada se compara al tinto casero que hace mi mamá o mi abuela. Es delicioso. Ellas colocan su olleta, su filtro, agua caliente, lo dejan asentar un poco y después lo sirven”, recordó María Alejandra, de 22 años, piel morena y baja estatura.

Toda esta tradición y gusto la llevó a querer conocer más de esa bebida y por eso decidió formarse como técnico de Mesa y Bar del SENA Bolívar. Su interés y entusiasmo fue tan alto que fue escogida para representar a su regional en la habilidad de Barismo en WorldSkills Colombia 2012. 

A pesar de esto, ella sentía que le faltaba algo para completar su proceso pues en Cartagena tenía todos los referentes sobre consumo de la bebida pero le faltaba conocer que había detrás de una taza de café. 

“Desde que estuve en WorldSkills sigo la página Colombia sabe de café y un día revisando en Facebook vi la publicación de la Ecoaventura y empecé a responder unas trivias y mandé unos videos”, comentó María, quien resultó escogida para ser uno de los seis expedicionarios que recorrerían el Paisaje Cultural Cafetero aprendiendo el proceso productivo de la mano de los caficultores y tostadores.

Además de su formación básica en Mesa y Bar, María Alejandra ha realizado cursos complementarios con el SENA en Paisaje Cultural y arte latte. 

Esta aventura comenzó el pasado 5 abril y la llevó a recorrer fincas de Quindío, norte del Valle, Risaralda y Caldas en las que recolectó café y conoció la labor de beneficio. 

“La gente dirá que al ser barista se las sabe todas, pero ella misma desde el comienzo dijo que le faltaba conocer más y por eso ha sido muy activa en las actividades, preguntándoles a los caficultores y le ha servido mucho para meterse en la piel de cada uno de los protagonistas del proceso, valorando todo lo que hay detrás de una taza de café”, indicó María Fernanda Salazar, encargada de comunicaciones de Toma café.

En el recorrido se tuvo que acostumbrar a la gastronomía típica de la región y al frío, pero todo esto lo compensó al poder vivir nuevas experiencias como observar los paisajes cafeteros y disfrutar de su flora y fauna. 

“Fue la primera vez que monté en canoppi y me tocó enviarle un mensaje a mi mamá porque ella es muy nerviosa y cuando me lancé me imagino que ella casi se muere cuando vio el video en la página de Facebook”, afirmó entre risas Alejandra,  quien agregó que su novio, que también es barista, ha compartido sus vivencias por las redes sociales.

La última estación de esta iniciativa que busca incentivar el consumo de café en los colombianos, se llevó a cabo en la sede del Comité de Cafeteros de Caldas. Con un gorrito negro que la protege del clima y que compró en Quindío, estuvo atenta a las indicaciones y aprendió a sentir el aroma de diversas clases de café, a diferenciar sus sabores y a determinar cuál bebida tenía una calidad superior.

También pudo mostrar sus dotes como barista y con el acompañamiento de Axel Vega, experto nacional de barismo del Centro de Comercio y Servicios del SENA Caldas, preparó un capuchino y elaboró una figura de arte latte sobre la bebida, lo que causó la admiración de sus compañeros, y de un grupo de 10 aprendices de Mesa y Bar de la Regional Caldas que la apoyaron con pancartas de bienvenida.

Emocionada y con una sonrisa amplia, ella no dudó en afirmar que en adelante su vida seguirá girando en torno al café, incluso desde su carrera como futura comunicadora social. 

“Amo tanto el café que en la universidad lidero una investigación llamada Caribe Cafetero apoyando el consumo y la transmisión de la cultura cafetera en la Costa. Nos ha ido tan bien que pudimos conformar un semillero de investigación, con el apoyo de instructores del SENA en barismo”, expresó. 

Ella se lleva en su mente, en su corazón y en la cámara fotográfica que siempre cargó, todas las experiencias y conocimientos que le permitirán convencer a sus coterráneos de que nada mejor para sofocar el calor que una bebida fría a base de café o que hasta el tintico en la noche es bueno para acompañar una charla. Pero quizás lo más importante fue que ella demostró que no se necesita llevar poncho y carriel ni hablar “arrastrado” para amar nuestra bebida nacional.