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  • Inclusión Social

    Aprendices se la juegan por la paz

    Barranquilla, (Atlántico)
    domingo, 26 de octubre de 2014
    La experiencia de dos jóvenes barranquilleros que, después de participar en actos delincuenciales, encontraron una alternativa de vida a través de la formación que imparte el SENA.
    Aprendices se la juegan por la paz
    El SENA ha formado más de 100 jóvenes pertenecientes a los programas de resocialización promovidos por la alcaldía de Barranquilla.

    ​Anderson Ávila aprendiz de Tecnólogo en Gestión Portuaria y Mayk Barraza de Técnico en Mantenimiento Eléctrico y Electrónico en Automotores, son dos jóvenes que han vivido la violencia desde diferentes perspectivas, una como actores y la otra como 'delanteros o defensas' de la reconciliación y la paz.

     

    Ambos habitantes del barrio el Bosque, uno de los más afectados en la ciudad por enfrentamientos entre pandillas, donde crecieron entre la pobreza, los límites invisibles y el conflicto armado.

     

    Deseosos de cambiar su vida desde el 2012 se integraron al programa 'Va jugando' de la alcaldía de Barranquilla, el cual ofrece a jóvenes en riesgo y pertenecientes a pandillas, oportunidades de resocialización mediante el acceso al deporte y la educación con lo cual se facilita su inserción al mercado laboral.

     

    El fútbol les ha servido para mejorar su rendimiento deportivo, y para celebrar más que los goles que anotan, los puntos que ganan por cada valor o virtud aplicada durante el juego como el respeto, la solidaridad y el compromiso.

     

    INICIO DEL 'JUEGO'

     

    ​​​Esta pandilla la conformaban 15 personas, en su mayoría menores de edad, que casi siempre lograban evadir a la justicia por falta de pruebas que permitieran su judicialización.

     

    Maik Barraza recuerda que ingresó a una pandilla sin darse cuenta, al principio sólo se trataba de reuniones informales en la esquina del barrio con amigos para hacer bromas y compartir el gusto por el fútbol; no sabe cuándo ni cómo se empezaron a trazar las barreras invisibles, tampoco por qué iniciaron las peleas entre vecinos, pero sí tiene claro que la situación familiar que vivía en ese momento lo hizo más vulnerable al conflicto de su entorno.

     

    "A mi padre lo asesinaron cuando yo tenía 15 años; sufrí un descontrol que me llevó a involucrarme en esa situación. En el momento que consumía droga yo decía me siento bien, después que la dejé de consumir, me di cuenta que mi estado físico estaba destruido; estaba más flaco, ojeroso y pálido"

     

    El 'pitazo' que dio inicio al 'juego de la calle' fue adquirir un nombre que los identificaría como la banda de 'Los Mantenid os'.

     

    "Empezamos a pelear con los demás, a robar, a consumir drogas; esto era otro mundo. Mi mamá se sentía muy mal; cuando la gente escuchaba que veníamos enseguida nos relacionaba con cosas malas;  fue una mala experiencia que me dejo marcado", aseguró.

     

    Esta pandilla la conformaban 15 personas, en su mayoría menores de edad, que casi siempre lograban evadir a la justicia por falta de pruebas que permitieran su judicialización. Pero un día, un 'mal pase' dejó a uno de sus integrantes fuera del juego: Mayk fue aprehendido por la policía en flagrancia.

     

    "Duré un año en la cárcel de menores e infractores el Oasis, terminé allí por robo y porque le disparé unos tiros a una persona. Me sentí mal, no comía, solo pensaba en la calle, en mi familia, hoy me arrepiento", dice Mayk con remordimiento.

     

    Durante la detención contó con el apoyo de religiosos, psicólogos y pedagogos que le ayudaron con su problema de drogas, dolor y violencia. Pudo validar su bachillerato y antes de salir de la cárcel para menores, decidió inscribirse al SENA

     

    "No podía desaprovechar esa oportunidad de estudiar gratis algo que me gustaba, quería demostrar que soy una nueva persona para bien y para muchas cosas, porque lo que hago ahora, no lo hacía antes, ni sombra. Quiero salir adelante, ahora pienso en estudiar y trabajar, le digo a todas las personas que podemos cambiar nuestras vidas"

     

    Mientras estudia, desarrolla un proyecto productivo con base en todo lo aprendido durante su proceso de formación.

     

    "Estamos en el diseño y cambio de tableros electrónicos para carros. He aprendido mucho, estoy ayudando a un tío que es electricista automotriz y cuando me gradúe, tengo planeado crear mi propio taller; estoy seguro que Dios me hizo para cosas grandes".

     

    EL ÁRBITRO

     

    Anderson Ávila también hace parte del programa de resocialización de la Alcaldía. En los partidos entre pandillas juega de delantero; pero en las canchas de asfalto como llama a las calles, es un árbitro.

     

    Creció de al lado de los jóvenes que más tarde se hicieron llamar 'Los Mantenidos'. Se reunía con ellos, los defendía y a pesar que lo identificaran como un pandillero, los consideraba sus amigos. A diferencia de los otros, jamás robó ni consumió drogas, se graduó del colegio sin inconvenientes y no ha tenido problemas con la justicia. Su rol y 'posición' era de consejero y ejemplo a seguir.

     

    "Yo ingresé al programa porque los pelaos de la banda me tenían respeto, me veían como una persona seria, confiable, como alguien que creció con ellos en sus mismas condiciones y a pesar de todo estaba sano. Mi papel era de motivación, de que vieran los beneficios de estar por fuera de ese mundo"

     

    Este delantero de la reconciliación y promotor de valores y la sana convivencia, hizo parte de la selección Colombia que ocupó el primer puesto en el mundial de futbol callejero, realizado en Brasil a mediados de 2014 y que tuvo la participación de  32 países.

     

    "Fue una experiencia muy bonita, nunca me había montado a un avión y tampoco conocía otro país; viajamos para jugar un fútbol con valores y fue todo un éxito, conseguimos 48 puntos de 48 posibles"

     

     Además del deporte, Ávila tiene otra pasión: los puertos. "Crecí entre puertos de mar y río; he visto como a través de ellos se intercambia mercancía, por ahí entra el desarrollo a una ciudad y se facilita el transporte. De ahí mi curiosidad por aprender cómo son sus operaciones y que logística requieren"

     

    Este interés particular lo llevó a formarse en Gestión Portuaria con el SENA, y aunque aún no ha ingresado a su etapa productiva, ya tiene planes para cuando termine su formación

     

    "​​​No podía desaprovechar esa oportunidad de estudiar lo que me gustaba, quería demostrar que soy una nueva persona para bien": Mayk Barraza, aprendiz que cambio su estilo de vida.

     

    "Me gustaría ayudar a desarrollar el puerto fluvial de Barranquilla; ya es hora que la ciudad trabaje de cara al río magdalena. También quiero continuar con una carrera profesional relacionada con la administración para ayudar a los jóvenes en mi barrio".

     

    'EL PARTIDO AMISTOSO'

     

    Anderson y Mayk viven en la misma cuadra, salen juntos todos los días para el SENA y a los partidos de 'Va jugando' que se realizan a orillas del río magdalena o en canchas aledañas a su barrio. Con uniforme, libros y guayos, elementos indispensables para su formación, tratan de disuadir al resto de jóvenes de su entorno para que se alejen de la violencia.

     

    "Hacemos partidos amistosos con los jóvenes de las otras pandillas con las que teníamos conflicto, trabajamos para eliminar las barreras invisibles y muchos tienen la disposición de dejar esa vida, cuando nos ven estudiando y que uno tiene trabajo, empiezan a pedir ayuda, consejos y quieren saber que hay que hacer", aseguró Mayk.

     

    La cobertura actual del programa es del 90%, con 1.300 jóvenes atendidos en 20 barrios de cuatro localidades de Barranquilla. En Atlántico hay identificadas 109 pandillas con más 2.600 miembros.

     

    El SENA continúa apoyando la resocialización de jóvenes en conflicto en diversos lugares del país, con esto se logra reducir los índices de violencia y delincuencia, y se promueve la seguridad y la convivencia ciudadana.

     

    Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Barranquilla ocupó en 2013, el puesto 15 entre las ciudades del país con más cantidad de víctimas por delitos asociados a problemas de seguridad como hurto, riñas o peleas; esta ciudad  tiene una  tasa de victimización de 11,8%.​

    AGB/jrg
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