La difícil situación de tres jóvenes pamploneses que estaban sin trabajo y con pocas oportunidades, terminó con una decisión que les dio un giro a su vida: iniciar la formación en transformación y comercialización de frutas y hortalizas en el SENA y hacer parte del Programa Jóvenes Rurales Emprendedores . Su esfuerzo ya se capitalizó y ahora tienen su unidad productiva TerraFrut.
César Leonardo García, Nancy Milena Blanco y Vilma Esperanza Roa ahora le apuestan a un producto innovador: almojábanas rellenas de durazno.
La idea de utilizar el durazno no fue gratuita, ya que esta fruta es un producto propio de la región y, según datos de la Universidad de Pamplona, aporta a los municipios productores un área sembrada entre las 1.000 a las 1.500 hectáreas y que puede colocar al departamento Norte de Santander en el primer lugar en el país, no solamente por área sembrada sino también por productividad por planta.
César Leonardo García, Nancy Milena Blanco y Vilma Esperanza Roa ahora le apuestan a un producto innovador: almojábanas rellenas de durazno.
Es por ello que estos jóvenes emprendedores vieron en este fruto la mayor probabilidad de crear y generar productos alimenticios con recetas originales y con grandes posibilidades de comercialización.
Otra historia similar es la de Doña Ofelia, oriunda de Chitagá, ama de casa, trabajadora, líder, soñadora y emprendedora. En búsqueda de nuevos horizontes para mejorar su calidad de vida, se radicó en el municipio de Los Patios y allí inició la formación de muñequería y lencería con acabados artesanales en el SENA.
"En estos momentos estoy feliz porque sé que puedo salir adelante con mi propio negocio independiente. Sinceramente Dios existe, le doy gracias a él y que derrame bendiciones como siempre lo ha hecho a cada uno de los del personal del SENA que me ha ayudado a salir adelante y aprender cosas nuevas", asegura.
Actualmente trabaja con la familia; su hijo Yesid hace las bases en madera para los muñecos y adornos; la mamá, doña Rosa, elabora la preparación de los alimentos; y la hermana, Ana junto con la vecina Omaira, confeccionan; además, su prima vende los productos en un almacén en San Cristóbal, Venezuela.
Estos son apenas dos casos que se observaron en la Feria de Jóvenes Rurales Emprendedores, en una muestra que reunió a 63 unidades productivas vinculadas a este programa y dos más de la Secretaría de Cultura.
Los visitantes a la feria, que se realizó ayer en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, pudieron comprar productos de diferentes sectores económicos, agropecuario, alimenticio, artesanías, confecciones, calzado y marroquinería, aseo y farmacología.