Así piensa Erminda Heredia, una emprendedora que después de formarse en artesanías en el SENA, encontró la forma de ser productiva y de enfrentarse a la leucemia, una enfermedad que padece por más de dos años.

Erminda recuerda los momentos agradables que hoy disfruta como aprendiz del SENA; ella llegó a la institución con la esperanza de cambiar su vida y hasta el momento, gracias a su interés y dedicación en su aprendizaje, lo está consiguiendo.

“Cuando la vida pende de un hilo para muchas personas las ganas de vivir pierden sentido, se olvidan que cada minuto es la oportunidad para un nuevo aprendizaje”, dice Erminda, quien padece de  leucemia hace más de dos años. 

Esta mujer de mirada fuerte y rostro dulce usa pinzas, alambre y medias veladas como herramientas para elaborar flores y mariposas que decoran la sala de su casa. Asegura que el SENA le ha brindado la oportunidad de tener una vida diferente, dejando de lado los lugares hospitalarios.

Erminda ha trabajado desde joven en labores del hogar para sacar adelante a su familia, enfrentó la partida prematura de uno de sus seis hijos y asumió la enfermedad que la acompaña como toda una guerrera.

Los días de Erminda comienzan a las 5:00 a.m. con un coctel de medicamentos que minimizan los dolores del cáncer que poco a poco consume su vida. “Me duelen mucho las manos, pero no me dejo vencer por ello. Como sea cocino mis alimentos”, dijo.

Los días de Erminda comienzan a las 5:00 a.m. con un coctel de medicamentos que minimizan los dolores del cáncer que poco a poco consume su vida.​

Sin embargo, la depresión y la soledad le juegan malas pasadas, por eso decidió ocupar el tiempo libre aprendiendo nuevas habilidades. “Llegué a pensar que no me recibirían en el curso del SENA por mi enfermedad. Pero gracias a Dios me abrieron las puertas”.

Erminda trabaja las manualidades igual que sus compañeras, se siente parte del grupo y al mismo nivel de las demás. “Hago mis trabajos sola y con la ayuda de mis compañeras de curso. Definitivamente el SENA me devolvió la ilusión de vivir. Tengo nuevas amigas y mi depresión ha disminuido mucho”.

El entusiasmo y el nuevo sentido que le da Erminda a la vida sirve de motivación a sus hijos quienes están atentos con los materiales que requiere su emprendedora madre para realizar las manualidades.

“Siempre he realizado manualidades. He hecho cosas en foami, pero aunque vivía ocupada me faltaba relacionarme con otras personas y adquirir nuevos conocimientos”, comentó. En su casa exhibe con orgullo parte de las artesanías que elabora: protectores en foami para cubiertos, licuadora y baño también otros accesorios con motivos de animales.

Al final Erminda dice con satisfacción “me gustan mucho las flores y cada día le doy gracias a Dios por el día que me da y por darme las fuerzas para hacer mis flores y por poner al SENA en mi camino con la cual aprendí esta habilidad”.