“Amasando, amasando, mi sueño se va realizando”. Con esta frase inicia las labores diarias Willer Loaiza Rojas, emprendedor caqueteño de 46 años , quien luego de vivir las difíciles condiciones del desplazamiento forzado, hoy lidera su empresa Ultracongelados de la Amazonía, dedicada a elaborar y comercializar los mejores amasijos del sur del país.

Oriundo del municipio de El Paujil –también en Caquetá–, en donde por varios años se desempeñó como albañil, Willer y su familia buscando mejores condiciones de vida y seguridad, decidieron radicarse en Cali (Valle del Cauca), ciudad en la que conoció el arte de la panadería y la congelación de hojaldres, cubanos y buñuelos, entre otros amasijos.

La experiencia llamó su atención por cuanto los productos estaban al alcance de todas las personas, identificando su consumo masivo y que en Caquetá no existía esta clase de negocios.

“Las condiciones cambiaron y después de tres años regresé a mi tierra y me radiqué en Florencia; nos encontramos con varios tropiezos, no teníamos recursos pero estaba seguro que el negocio de los ultracongelados era mi oportunidad”, manifiesta Willer, quien con masa en mano trabaja en su empresa, buscando el sustento de su familia.

Tras el regreso de la capital vallecaucana, con el conocimiento adquirido, fichas técnicas en sus manos y la convicción de que podía mejorarlas utilizando productos de la región, empieza la odisea personal, ya que no contaba con presupuesto y las herramientas adecuadas. Además, para su proyecto era necesario un local comercial que no tenía. Aun así,  no renunciaba a la idea de emprender su negocio.

Decidió entonces trabajar por cerca de año y medio en una panadería con el objetivo de conocer el comportamiento del sector de alimentos en el departamento e iniciar su capital de ahorro; la actividad la alternó con la formación en el SENA en Elaboración, Comercialización y Distribución de Panes Esponjosos, con la firme convicción que este aprendizaje fortalecería sus conocimientos.

Durante ese periodo, ahorró parte de su sueldo, compró un congelador de segunda, una cilindradora y una mesa de madera cubierta en fórmica; además tomó en arriendo un local y comenzó a producir dedos de harina de trigo que eran los de mayor impacto, labor en la que lo acompañó su compañera, Blanca Nubia Ariza.

Fue un inicio difícil; si había tenido problemas, lo que debía enfrentar lo era más, aunque era experto en la elaboración de los amasijos.

“No tenía cómo contratar ayudantes y mucho menos un vehículo para la entrega de los dedos; así que las entregas a domicilio las hacia a pie teniendo que caminar varios kilómetros de ida y regreso a donde los primeros clientes que aceptaron mi producto”, agrega el emprendedor. ​

Las intensas jornadas de trabajo y la posterior entrega del producto bajo el inclemente sol que caracteriza a la capital caqueteña, “hicieron que en muchas oportunidades pensara en declinar, pero, siempre había una fuerza interior que le decía, ‘vamos tu puedes’; luego se detenía a pensar  y me decía’ ¿será que vuelvo a la construcción o sigo luchando?. Su respuesta siempre fue ‘sí... seguiré intentando para sacar adelante el negocio’”, comenta Blanca Nubia, quien además de ser su esposa es su compañera de trabajo.

Llegaron los buenos vientos y en medio de las dificultades se fue posicionamiento Ultracongelados de la Amazonía; sin embargo el proceso era artesanal, no se contaba con la maquinaria ni equipos necesarios para dar respuesta a la gran demanda que empezó a tener.

“La idea de negocio estaba clara y contaba con un componente innovador para la región; así lo entendió Fondo Emprender que le entregó cerca de 91 millones de pesos para consolidar Ultracongelados, que desde su creación en octubre de 2013 ha realizado ventas por cerca de 100 millones de pesos y permitido la generación de seis empleos directos, fortaleciendo así la economía y  el mercado laboral de la región”, señala José Delby Vargas Gutierrez, director del SENA en Caquetá.

Actualmente la empresa cuenta con un local amplio y la maquinaria necesaria en donde se producen los mejores hojaldres, cubanos, buñuelos y dedos, entre otros amasijos congelados que son comercializados en cadenas de supermercados, cafeterías, salsamentarías y tiendas de la capital y cinco municipios más.

“Los productos son muy buenos; la gente los pide con frecuencia y hemos logrado un importante acuerdo que nos beneficia a los dos, dejando buena ganancia” dijo Jaime Almario de la Salsamentaría La Victoria, donde se comercializan los amasijos.

Consolidado el negocio, Willer emprendió un nuevo reto que alcanzó hace un par de meses: el registro de sus productos por parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), con lo que podrá mejorar las ventas y expandir la comercialización de amasijos en otras regiones del país.